EL ZORRO EN LA CULTURA ANDINA
Francisco Carranza Romero
Resumen
El zorro, convertido en un elemento cultural, se ha
convertido en símbolo. Los variados relatos orales demuestran su popularidad y
son usados como materiales didácticos.
Palabras claves: agua, compasión, competir, cóndor,
frío, hambre, huachua, nevado, robar, sapo, serpiente, zorro.
En cada región de nuestra
madre tierra viven animales que, durante millones de años, se han adaptado a la
realidad física (altitud, clima, vegetación y presencia de otros animales). La
zoósfera andina (anti uywa) es variada. Y algunos animales, por vivir
cerca de los seres humanos, aparecen en los relatos, creencias, pinturas,
cerámicas y tejidos.
El presente estudio
presenta al zorro como elemento cultural quechua. Por tanto, no abarca las
explicaciones fisiológicas; esta labor es de los zoólogos.
-Advertencia: Los textos
en letras cursivas pertenecen a la lengua quechua u otra como la latina o
griega de las denominaciones científicas-.
1. ZORRO: ATUQ.
Es un animal presente en
los cinco continentes. Su nombre científico Vulpes vulpes es la
repetición de la voz latina vulpes (zorro).
El zorro andino, Pseudalopex culpaeus,
es de dos tamaños: El de la zona alta (quechua, jalca y puna) es grande y es
llamado atuq. El de la región baja (yunga y chala) es pequeño y es
llamado: palyan atuq o, simplemente, palyan o palian (según la
ortografía castellana).
Para sobrevivir come de todo: roedores (ratón, vizcacha,
cuy), lagartija, oveja, cabra, aves (pájaro, gallina, pato), lombriz y otros
gusanos. Por hambre, también come vegetales: frutas, tubérculos de la papa y
oca que los saca escarbando la tierra con sus patas delanteras; se ingenia para
comer la papa en fermentación (tsunu, chuñu, tuqush) empozada
en agua, por eso hay que cubrir el pozo con espinas; también ataca el
choclo (mazorca de maíz o elote) y haba verde en vaina. El palyan, que
vive cerca del mar, aprovecha lo que halla en la playa: fruta, pez muerto, ave,
cangrejo y muymuy (Emerita analoga, crustáceo abundante en la playa
peruana).
El zorro, por vivir cerca
del espacio habitado por los seres humanos, es objeto de observación, y recibe
los calificativos que son similares en muchos pueblos: astuto, presumido,
ambicioso, mentiroso, ladrón; pero, en un relato (Zorro, hombre y serpiente) es
el símbolo de la sabiduría. Las especies vulpina y humana son las mismas en
donde sea.
A continuación, los
relatos en español y en quechua central o Quechua I (Áncash,
Lima, Jauja, Huánuco, Pasco).
2. LA ZORRA Y LA HUACHUA.
(La huachua, Chloephaga melanoptera, ave grande de la puna,
de plumaje blanco con partes posteriores negras, su hábitat es la
laguna y manantial de la jalca y puna donde encuentra su comida. Es el símbolo de la fidelidad
conyugal porque, cuando pierde a su pareja, vive sola. En
quechua es conocida como watswa, wachwa (QI), wallata (QII).
Dicen que una
huachua estaba despiojando a sus crías en el borde de una laguna. Allí
apareció, sorpresivamente, una zorra que, al ver a las pequeñas huachuas sintió
muchas ganas de comérselas, por eso ya se relamía. Se les acercó con mucho
sigilo con el objetivo de atrapar luego a las crías tiernas.
-¿Cómo está tía
huachua? ¿Podría hacerle una preguntita? -Saludó con cortesía y venias-.
-Estoy bien, tía
zorra. ¿Qué es lo que me desea preguntar?
La huachua,
sorprendida, se quedó mirando a la zorra de saludo y pregunta con mucha
cortesía. ¿Qué querrá esta zorra? El zorro no es amigo de nadie. Ésta desea
algo que no dice.
-¿Por qué sus dos
crías tienen bonitas patas rojas?
-Porque las metí en
el horno caliente para que sus patitas se enrojecieran. Por eso son de bonitas
patitas rojas. No es difícil.
La zorra, después
de volver presurosa a su cueva, construyó un horno, buscó leña y prendió fuego.
Cuando el interior del horno ya estaba rojo, metió a sus dos crías adentro. Y,
sin hacer caso a los llantos de los cachorros, tapó la boca del horno. Después
de un rato, cuando abrió el horno y sacó a sus cachorros muertos con patas
negras y muy quemadas. En ese momento quiso matar a la huachua mentirosa. Al
llegar a la orilla de la laguna vio que la huachua y sus crías ya estaban
dentro de la laguna nadando.
-¡Hermanas zorras!
¡Hermanos zorros! Vengan a ayudarme. La huachua ha matado a mis cachorros.
Pronto aparecieron
muchos zorros procedentes de muchos lugares.
-Bebamos el agua de
la laguna. Secando la laguna atraparemos a la huachua y sus crías y las comeremos.
Todos los zorros
comenzaron a beber el agua hasta llenar sus estómagos. Entonces, comenzaron a
reventarse uno tras otro.
La huachua, desde
el centro de la laguna, presenciaba sonriente las muertes de los muy listos
zorros.
CHINA ATUQWAN CHINA
WATSWA
Huk watswash, huk
qucha kuchunchaw, wawankunata usapakuykaanaq. Tsayman huk china atuq chaarinaq;
llullu wachwakunata, rikaykurnin patsa, mikuyninta munapar laqwatyanaqraq.
Llullu wachwakunata achkuyta munarnin, shumaqlla witipunaq.
-¿Yamayllaku
watswallay? ¿Hukta tapukullaqmanku? -Shumaqlla rimaykukur, umpuyka-chaanaq-.
-Yamayllam,
atuqllay. ¿Imata tapukumayta munallanki?
Watswaqa,
mantsakashqa, shumaq rimaykukuq, shumaq tapukuq china atuqta rikapaanaq.
¿Imataraq kay china atuq munan? Atuqqa pipapis yanasantsu. Kayqa imatach munan.
-¿Imanir ishkay
wawaykikuna shumaq puka chakiyuq kayan?
-Chakinkuna
pukayananpaq achaq qullpu rurinman hatirqaa. Tsaymi shumaq puka chaki kayan.
Manam ahatsu.
China atuqqa, sas
machayninman kutiykur, huk qullputa rurarqan, yantakurqan, ninata waykarqan.
Qullpu rurin pukana kaptin, ishkay wawankunata qullpu rurinman hatirqan.
Wawankunapa qayarayninta, mana wiyaq tukur, qullpupa shiminta tsaparqan.
Tsaypita, qullputa kichar, wañushqa, yanayashqa, alli rupakushqa chakiyuq
wawankunata hurqurqan. Tsay patsa, llulla watswata wañutsiyta munarqan. Qucha
kuchunman chaykur, watswa wawankunawan qucha rurinchawna wampuykayaqta,
rikarqan.
-¡Atuq ñañakuna!
¡Atuq turikuna! Yanapayamaq shayaamuy. Watswam wawaakunata wañutsishqa.
Atska atuqkuna, may
tsaypita yurikayarqan.
-Qucha yakuta
upyashun. Quchata tsakiskatsir watswata, wawankunata aptashun, mikushun.
Llapan atuqkunaqa qucha
yakuta upyayta qallayaanaq pachankuna hunta kanyaqanyaq. Tsaypita, hukraq
hukraq, pashtayta qallayaanaq.
Watswaqa, qucha
rurinpita, imanaw musyaq tukuq atuqkuna wañuqta, asinaraq rikapaanaq.
3. EL ZORRO Y EL SAPO.
(Este relato está extenso
en Carranza 2000, pp. 118-119).
Una mañana, ante los
primeros rayos del sol, un zorro pasaba por una quebrada con manantial. En ese
lugar los sapos croaban ruidosamente. El zorro, deteniéndose, buscó a los sapos
bullangueros; cuando localizó a uno, le llamó la atención de malas maneras.
-¿Por qué hacen tanto
ruido? ¿No pueden cerrar sus bocas grandes?
-Así expresamos nuestra
alegría cuando comienza el nuevo día.
-El ruido no es alegría.
¡Qué asco! Ni siquiera saben caminar ligero.
Como tanto insultaba el
zorro, el sapo le respondió sin ningún miedo: Ay, señor zorro, a usted todos le
califican: ladrón, mentiroso y que presume de conocimiento y belleza. Si se
siente capaz compitamos mañana. Cuando apenas el sol salga, desde aquí iremos
hasta el pie del nevado. Mañana me conocerá bien. Yo le venceré. ¿Acepta?
-Sí, acepto. Mañana nos
veremos aquí.
El zorro se marchó
totalmente despreocupado porque conocía bien el camino; además, sabía que el
sapo no caminaba rápido.
El sapo, inmediatamente,
convocó a su comunidad. Después de intercambiar bien las ideas, todos los sapos
concluyeron: “Mañana le daremos una lección a ese zorro presumido”. Esa noche
los cinco sapos escogidos se pusieron en posta desde el manantial hasta el pie
del nevado.
El presumido zorro llegó
al manantial en la hora del alba de la mañana siguiente. El sapo, acercándose
amablemente, le dijo: Señor zorro, hoy competiremos. Pero, por favor, llámeme
en el camino para que usted sepa si estoy vivo o muerto. Yo correré de muerte
por este camino empinado.
Comenzaron el camino
cuando el rayo del Padre Sol llegó al manantial. El zorro, por la tierra; el sapo,
por el agua. El zorro, después de dar unos saltos, llamó: ¡Sapo!
-¡Toc! -se escuchó en la
parte de arriba.
-¡Oh! ¿Cómo ha podido ir
tan rápido? -El zorro aceleró su subida hasta comenzar a jadear. Mirando el
camino recorrido llamó otra vez: ¡Sapo!
-¡Toc!
-otra vez en la parte de arriba.
El zorro, sorprendido,
dio saltos sin control hasta fatigarse. Ya estaba con la lengua afuera
jadeando. Pero, viendo la mitad del camino recorrido, llamó: ¡Sa…po!
-¡Toc! -se escuchó rápido
abajo-. El sapo de abajo, por error o por pensar bien, croó por segunda vez. El
de arriba se quedó callado porque vio la ubicación del zorro.
¿Acaso no? El zorro
sonrió. Como estaba muy cansado, quiso descansar y se tendió usando su rabo
como almohada. Al despertar de su ligero sueño, llamó por cuarta vez: ¡Sapo!
Hubo silencio. El sapo
que se había callado antes, también se calló esta vez. El zorro bailoteó
pensando en la victoria; pero, después del tiempo de silencio se escuchó: ¡Toc,
toc!
Este croar repetido se
oyó como desde muy cerca del pie del nevado. El zorro, sin pensar en su
resistencia, corrió, saltó hasta perder toda su energía. Antes de llegar al pie
del nevado cayó para no levantarse nunca más. La sangre manaba de su nariz; se
puso tieso temblando.
Los sapos, enterados del
final del zorro, croaron en todo el recorrido del arroyo. Aprendieron: Si nos
ayudamos recíprocamente podemos vencer al que se cree poderoso.
ATUQWAN AMPATU
Rupay yarquptin huk atuq
pukyu kallkipa aywaykaanaq. Tsay patsachaw ampatukuna awriqayanaq. Atuqqa
ichiykur, awriqaq ampatukunata ashirqan; hukta tariykurnin llutanpa
piñaparqan.
-¿Imanir awriqayanki?
¿Manaku hatun shimikikunata wichqayankiman?
-Tsaynawmi, mushuq hunaq
qallaptin, kushikuyaa.
-Awriqayqa manam
kushikuytsu. ¡Atataw! Sas purikuyllatapis yachayankitsu.
Tsaynawna atuq ashaptin,
ampatuqa, mana imata mantsar, kayta nirqan: Ay, atuqllay, qamtam piimay
nishunki: suwa, llulla, musyaq tukuq, shumaq tukuq. Aypa kaptikiqa waray
llallinakushhun. Rupay yarqamuptin patsa kaypita rahu chakinyaq aywashun.
Waraymi alli riqillamanki. Nuqam shiqishqayki. ¿Aanillankiku?
-Ari, aaniimi. Waraymi
kaychaw rikanakushun.
Atuqqa, mana imatapis
yarpachakur, aywakurqan; payqa naanita alli riqiq, ampatu mana sas
purinqantapis musyaq.
Ampatuqa, tsay patsa,
ayllunta qayarqan. Alli willanakuskir, llapan ampatukuna niyarqan: “Waraymi
tsay nikachaq atuqta yachatsishun”. Tsay paqas, pukyupita rahu chakinyaq,
pitsqa akrashqa ampatukuna chaski chaski churakayarqan.
Nikachaq atuqqa, waraanin
rumpa rumpa, pukyuman charqan. Ampatuqa, shumaqlla witipuykur, nirqan:
Atuqllay, kananmi llallinakushun. Kawanqaata, wañunqaata musyanaykipaq
naanichaw qayallamanki. Nuqaqam wañuypa kay chacharaq
naanita aywashaq.
Inti Yayapa shapran
pukyuman chaariptin naanita qallayaanaq. Atuqqa, patsapa; ampatuqa, yakupa.
Atuqqa huk ishkayta tiwyaskir qayarqan: ¡Ampatu!
-¡Tuq! –hanaqchaw
wiyakarin.
-¡Yaq! ¿Imanaw saslla
aywarqun? -Atuqqa, haakallyayta qallanqanyaq, saslla witsarqan. Purinqan
naanita rikapar huk kuti qayarqan: ¡Ampatu!
-¡Tuq! -kay kutipis
hanaqchaw.
Atuqqa, mantsakashqa,
pishipanqanyaq llutanpa tiwyarqan. Qallunta aqtsuhqa haakallyarqan. Imanawpis,
pullan naanita purinqanta rikaykur qayarqan: ¡Am…pa…tu…!
-¡Tuq! -urachaw sas
wiyakarin-. Ura kaq ampatuqa, pantartsuraq, alli yarpartsuraq, ishkay kuti
¡tuq! nirqan. Hanaqchaw kaqqa, maychaw atuq kanqanta rikar upaalla kakurqan.
¿Manaku? Atuqqa
asinatyarqan. Pasaypa pishipashqa karnin shuutayta munar, chupanta hawnakur,
iskaarirqan. Ichikta puñunqanpita rikchar, chusku kutichaw qayarqan: ¡Ampatu!
Tsunyarqan. Naaqa
upaallaq ampatuqa, kay kutichawpis, upaallarqan. Atuqqa, shiqinqanta yarpar,
tushuykacharqan; tsay tsunyapita wiyakarqan: ¡Tuq, tuq!
Kay tuqtuqyaqa rahu
chakinpitanawna wiyakarqan. Atuqqa, mana kallpanta musyar, sas aywarqan,
tiwyarqan llapan kallpan ushkanqanyaq. Manaraq rahu chakinman char ishkirqan
manana shaarinanpaq. Yawar sinqanpita yarqurqan; karkaryar chukrurqan.
Ampatukunaqa, imanaw atuq
ushakanqanta musyaskir, llapan yakuchaw awriqyarqan. Yachakuyarqan:
Yanapanakurqam, aypa tukuqtapis aywatsintsik.
4. EL ZORRO Y EL CÓNDOR.
Una mañana un cóndor
estaba sentado soleándose al borde del camino. Allí llegó un zorro; después del
saludo recíproco, preguntó al cóndor.
-Tío cóndor, ¿tiene frío?
-Sí, tengo mucho frío, y
tengo mucha hambre.
-Yo también tengo hambre;
pero frío, ni en el nevado -miró sonriente al nevado Apurraju-. Subamos al
nevado para ver quién de nosotros sobrevivirá en el frío.
El cóndor, comprendiendo
la intención del zorro, contempló muy silencioso al nevado. Luego, mirando al
zorro, le respondió resuelto:
-Ahora mismo subamos al
regazo del nevado. Está cerca. Allí nos veremos. Si yo muero de frío, tú me
comerás; si tú mueres, yo te comeré. Ambos estamos hambrientos.
Ya en el regazo del
nevado ambos se miraron. El cóndor, pisando sus alas, temblaba de frío. El
zorro, recostado sobre su rabo, simulaba no sentir frío.
-Zorrito, yo tengo mucho
frío. ¿Tú no tienes frío?
-Yo no ten…go frí…o. -No
dejaba de mentir aun teniendo problema al hablar.
El cóndor se le acercó al
zorro. Entonces, se dio cuenta que el zorro ya no respiraba bien. El zorro se
estaba muriendo.
-Zorrito, vayámonos de
aquí. De hambre no nos vamos a morir rápido.
Todo fue silencio. El
zorro ya estaba muerto. El cóndor, dejando al zorro muerto y llenándose de
fuerza, salió del nevado.
ATUQWAN KUNTUR
Huk kuntur, huk alliq,
naani kuchunchaw, hamaykur mashaakuykaanaq. Tsayman huk atuq chaanaq;
napakunakuskir kunturta tapurqan.
- Kunturllay,
¿alalankiku?
-Ari, allaapam alalaa, allaapam
mallaqaa.
-Nuqapis mallaqaami;
alayqa, rahuchawpis, manam -asinarar Apurrahuta rikaparqan-. Rahuman laatashun,
maa mayqantsikshi alaychaw kawanqa.
Kunturqa, atuq ima
munanqanta maakur, upaallalla alaq rahuta rikaparqan. Tsaypita, atuqta rikapar,
musyatsirqan:
-Kanan patsa taqay
Apurrahupa millqanman laatashun. Manam karutsu. Tsaychaw rikanakushun. Nuqa
alaypita wañuptiiqa, qam mikumanki; qam wañuptikiqa, nuqa mikushqayki.
Ishkantsik mallaqantsik.
Rahupa millqanchawna,
rikanakuyarqan. Kunturqa, rikranta haruykur, alalar karkaryaq. Atuqqa, chupan
hananchaw hitarar, mana alalaq tukuq.
-Atuqllay, nuqa allaapa
alalaa. ¿Manaku qam alalanki?
-Nuqa a…la…laa…tsu.
-Manana alli rimaykarpis, llulla kayninta haqiqtsu.
Kunturqa atuqta
witipurqan. Tsay patsa, atuq mana alli shuutanqanta musyarin. Atuqqa
wañuykanaqna.
-Atuqllay, kaypita
aywakushun. Mallaqaypitaqa manam sas wañushuntsu.
Tsunyalla. Atuqqa wañushqana kanaq.
Kunturqa, wañushqa atuqta haqiskir, alli kallpatsakur, rahupita yarqurqan.
5. HOMBRE ZORRO: ATUQ RUNA.
Canción ancashina
con ritmo de huayno.
AY, ZORRO, ZORRO ATUQLLAY, ATUQ
Ay,
zorro, zorro; zorro de la jalca. Atuqllay, atuq; hallqa marka atuq.
A ti y a mí, la gente nos aborrece. Qamtawan nuqatam, runa chikimantsik.
A
ti te aborrece porque robas su oveja. Qamtam chikishunki,
uushanta suwaptiki.
A
mí me aborrece porque rapto a su hija. Nuqatam chikiman, tsurinta suwaptii.
Tú debes devolver su oveja y gallina. Qammi kutisinki, uushanta, wallpanta.
Yo debo devolver su hija y nieta. Nuqam kutitsishaq tsurinta, willkanta.
6. ZORRO, HOMBRE Y
SERPIENTE.
(Relato extenso en
Carranza 2000, pp. 115-117).
Un hombre, que volvía de
la región cálida hacia su pueblo, sorprendió a un gavilán sobre la piedra al
borde camino. El gavilán, asustado, se marchó volando. El hombre vio en la
piedra una serpiente tierna ya rasguñada.
¡Pobrecita!, el gavilán
ha querido comerla. Me la llevaré en mi bolso.
-No pensó en cómo iba a ser después la vida de esa serpiente de la
región yunga.
Pasando los meses la
serpiente se convirtió en una bestia inmensa. Después de comerse todo el ganado
del hombre, una mañana le amenazó:
-Si hasta esta noche no
me traes comida, a ti mismo te comeré. Tengo mucha hambre. Si quieres seguir
viviendo, tráeme comida.
Ya a mediodía, el hombre
-al no hallar nada para la serpiente- estaba sentado muy triste al pie de una
piedra grande. Allí llegó un zorro.
-Oiga, ¿por qué usted
está triste?
-Yo, por compasión, traje
aquí una serpiente tierna. Esa malvada bestia, después de acabar todo mi
ganado, ahora quiere comerme.
-Es tu propia culpa.
¿Para qué trajiste aquí a la bestia de la región yunga?
-¿Mi culpa?
-Sí. Compadecerse del
malvado no es ser bueno; es ser tonto. -Del enojo pasó a la reflexión-. Mata a
esa bestia. Yo te ayudaré. Después me regalarás un ganado. ¿Aceptas el trato?
-Acepto. Haré lo que me
digas.
-Consíguete soga, bolsa
grande y hacha. Yo iré detrás de ti.
El hombre, llegando al
patio de su casa llama a la serpiente: No he hallado tu comida. ¡Cómeme ahora!
La malvada bestia grande sale reptando y lengüeteando. En eso alguien silba.
-¿Quién es? -el hombre
pregunta como si no supiera nada.
-Soy tu amigo zorro.
Quiero hacerte la visita.
La serpiente,
enrollándose rápido, habla en voz baja: Dile que venga, a él me lo comeré. Así,
vivirás un poco más.
-Ven, pronto.
-¡Oh! ¿Qué es lo que está
enrollado en el patio? Tengo mucho miedo. Mételo dentro de la bolsa. Y ata la
boca de la bolsa.
La serpiente, después de
entrar rápido a la bolsa, dice: “Simula que atas la bolsa, saliendo rápido
comeré al zorro”. El hombre, después de atar bien la bolsa, llama al zorro:
Pasa nomás.
-¡Qué miedo! Algo se
mueve dentro de la bolsa. A ver, poniéndolo sobre el tronco háchalo.
Desde dentro de la bolsa
la serpiente dice: “Simula hacharme. Cuando el zorro llegue aquí me lo comeré”.
En ese momento el hombre da hachazos a la bestia en la cabeza con toda su
energía varias veces hasta matarla.
Mientras el hombre da
hachazos a la bestia el zorro baila avisando a gritos: “¡La bestia ya murió!
¡La bestia ya murió!” Muchos hombres llegan a la casa y sacan de la bolsa a la
bestia muerta. El zorro repite: “Compadecerse del malvado no es ser bueno; es
ser tonto”.
Desde entonces la gente
dice: Compadecerse del malvado no es ser bueno; es ser tonto.
ATUQ, RUNA, AMARU
Huk runa, yunqa markapita
markanman kutiykar, nanni kuchun rumi hananchaw huk pitsakta tariykun.
Pitsakqa, mantsakashqa, paarir aywakun. Runaqa rumichaw sirqishqana llullu
amaruta rikaykun.
¡Allawchi!, pitsak
mikuyta munarqun. Pikshaachaw apakushaq. -Imanaw tsay yunqa amaru kawanan
kaqtaqa mana yarpachakurqantsu-.
Killa killapita, amaruqa
sas hatunkaray kuru tikrarqan. Runapa llapan waatanta mikuskir, huk alliq payta
mantsatsirqan:
-Kanan paqasyaq mikuynii
mana apamuptikiqa, kikikitam mikushqayki. Allaapam mallaqaa. Kawayta munarqa,
mikuynii apamuy.
Pullan hunaqna, runaqa -amarupaq
imatapis mana tarir- hatun rumi chakinchaw llakishqa hamaran. Tsayman huk atuq
chaarin.
-¡Aw!, ¿imanirtan
llakishqa kaykallanki?
-Nuqam huk llullu amaruta
llakipar apamurqaa. Tsay mana alli kuru, llapan
waataata ushaskir, kananqa mikumayta munan.
-Kikikipa hutsaykim.
¿Imapaq yunqa kuruta kayman apamurqayki?
-¿Hutsaa?
-Ari. Mana allita
llakipayqa manam alli kaytsu; upa kaymi. -Piñaykar yarpachakuyta qallan-. Tsay
kuruta wañutsiy. Nuqam yanapashqayki. Tsaypita huk waatata qaramanki. ¿Aaninkiku?
-Aaniimi. Nimanqaykitam
rurashaq.
-Waskata, hatun shikrata,
wallunata ashii. Nuqam qipaykita aywashaq.
Runaqa, wasin punkunman
chaarir amaruta qayan: Manam mikunayki tarirquutsu. ¡Kanan mikumay! Mana allí hatun kuruqa, qarachakar,
laqwatyar, yarqun. Tsaychaw piichi shukarin.
-¿Pitan? -runaqa, mana
musyaq tukur, tapukun.
-Yanasayki atuqmi kaa.
Watukaynikitam munaa.
Amaruqa, sas awrikaskir,
pakayllapa nin: Shamuy nii, paytam mikushaq. Tsaynawqa, kawankiraqmi.
-Sas, shamuy.
-¿Imatan wasipunkuchaw
rawkaran? Mantsakuumi. Shikraman hatiy. Shikrapa shiminta watay.
Amaruqa, shikraman sas
yaykuskir, nin: “Shikrata wataq tukuylla, sas yarqurmi atuqta mikushaq”.
Runaqa, shikrata alli wataykur, atuqta qayan: Yaykamuy.
-¡Achachay! Shikra
rurinchaw imach kuyukun. Maa,
kullu hananman churaykur walluy.
Amaruqa, shikra rurinpita nin: “Wallumaq tukuylla.
Kayman atuq chaamuptin payta mikushaq”. Runaqa, tsay patsa kurupa piqanta,
wañutsinqanyaq, llutanpa walluypa wallun.
Runa, kuruta wallunqanyaq, atuqqa tushun, qayaykachar
willakur: “¡Kuruqa wañushqanam! ¡Kuruqa wañushqanam!” Atska runakuna wasiman
chan, wañushqa kuruta shikrapita hurquyan. Atuqqa huk kuti nin: “Mana allita
llakipayqa manam alli kaytsu; upa kaymi”.
Tsay punpita, runakunaqa
niyan: Mana allita llakipayqa manam alli kaytsu; upa kaymi.
7. COMENTARIO.
7.1. No es prudente
subestimar a otro. El zorro es derrotado por animales a
quienes los infravalora. Esto se demuestra en tres relatos: La zorra y la
huachua, El zorro y el sapo, El zorro y el cóndor. Y, lo peor, muere sin darse
cuenta de su falta de prudencia en la vida.
La huachua, ave acuática,
sabe que la laguna está llena porque un arroyo que baja de la parte alta la
llena; luego, el agua continúa hacia abajo. Por tanto, imposible que los zorros
puedan secarla; por eso, “presenciaba sonriente las muertes de
los muy listos zorros (…imanaw musyaq tukuq
atuqkuna wañuqta asinaraq rikapaanaq)”.
La derrota del que se
autoestima demasiado hace sonreír al narrador y a los receptores.
7.2. La solidaridad es
necesaria para sobrevivir. La solidaridad sapina vence la
egolatría vulpina. En el español peruano, la palabra sapo también significa:
sabido, vivo, ingenioso; es decir, inteligente.
En el latín tardío, sapidus
(sabio, nominativo), sapidum (acusativo): sapidum > sapidu
(apócope de m) > sapido (apertura de u en margen final absoluta) >
sapio (síncopa de d intervocálica) > sapo (síncopa de i en distribución
inicial de diptongo creciente). Quizás esta analogía fonética también corrobora
que los vocablos sapo y sabio, algunas veces, tengan el mismo campo semántico.
7.3. Los malos modelos se
internalizan. En la canción “Atuqllay, atuq”,
texto 4, el varón, que se cree muy macho, se identifica con el zorro. El varón
zorro (atuq ullqu) considera a la mujer como una presa o un botín que
debe poseerla. Para lograr su objetivo, recurre a todo: mentira, zalamería,
confianza y rapto. Lo peor es el hecho de engendrar hijos para después
abandonarlos o “devolver hija y nieta” a la familia. Y este hecho lo considera
como una gran hazaña. En Perú, por la conducta vulpina de los padres
irresponsables (hombres zorros), hay muchos niños abandonados. Y el mensaje
machista de esta canción, de tanto ser repetida, se internaliza; por eso, no es
un simple canto; es la descripción de la triste realidad.
La palabra willka
se refiere al nieto o nieta; por la rima, en español está en femenino.
En el español peruano el
verbo “comer” también significa: conquistar y fornicar a la mujer. El zorro
come ovejas y gallinas; el varón vulpino “come” mujeres y las arrebata de su
familia como un botín.
7.4. La sabiduría
consiste en distinguir el bien del mal. En el relato “Zorro,
hombre y serpiente” (Atuq, runa, amaru) el zorro aparece como un ser
dispuesto a ayudar al hombre ingenuo que no sabe distinguir el bien del mal.
El zorro es el autor
intelectual de la muerte de la serpiente, una bestia ingrata y ruin. Y, enseña
a la gente: “Compadecerse del malvado no es ser bueno; es ser tonto” (“Mana
allita llakipayqa manam alli kaytsu; upa kaymi”). Por eso, ningún ser es el
símbolo absoluto de la maldad.
Bibliografía
Carranza
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2023, “Diccionario español-quechua
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