EL GALLINAZO PERUANO
Francisco
Carranza Romero
Buitre Peruano. El gallinazo (Coragyps atratus) es de la familia Cathartidae. Su hábitat es la región baja y cálida. Por su seguridad hace su nido en las grietas profundas de los cerros. De plumaje negro y de alas no grandes. Su cuello y cabeza sin plumas muestran arrugas grises y negras. De patas grises, huesudas y escamosas. Por no tener la siringe no canta, sólo grazna, gruñe y sisea.
Quienes no conocen su función limpiadora
del medio ambiente, lo miran con desprecio y asco. Lo menosprecian por su figura poco estética.
Camina sin ninguna elegancia moviendo la cadera como si la tuviera dislocada.
Y, cuando revolotea por las cercanías de la vivienda, hay temor de malos
presagios.
Les da asco por estas razones: Su
comida favorita es la maloliente carroña que la localiza gracias a su buen
olfato y buena vista. Escarba los basurales buscando algo aprovechable. Defeca
sobre sus propias patas. Cuando está muy hambriento puede atacar a los pollitos.
Este buitre negro es conocido con muchos
nombres en Hispanoamérica. México: zopilote (náhuatl). Honduras: zope. Costa
Rica: zoncho. Colombia: chulo, chula. Panamá: gallote. Venezuela: zamuro,
curumo. Bolivia: sucha. Chile: jote. Paraguay: urubú (guaraní). En Perú, es
conocido con varios nombres: gallinazo (en castellano), shingo (sierra de La
Libertad), wiskul (quechua).
Los que hablan la lengua quechua se
refieren al gallinazo con algunas de sus características nada halagadoras y que
fonéticamente tienen cierta analogía:
wisku (de ojo desviado) > wiskulla
> wiskul: de ojo muy desviado. Cuando mira algo mueve la cabeza de un
lado a otro. No mantiene su mirada fija en algo.
Wishtu (puriq): (que camina) sin una dirección
fija.
Wiqut wiqut (puriq): (que camina) rengueando la cadera
como si la tuviera dislocada.
Las comparaciones y referencias al
gallinazo no son positivas. A continuación, dos casos:
El escritor Julio Ramón Ribeyro
Zúñiga (1929 - 1994), autor del relato “Los gallinazos sin plumas”, llama gallinazos
a los niños y adultos marginados y pobres de Lima que buscan en los basurales
alguna comida y lo que se pueda vender para ayudarse a sobrevivir.
“El gallinazo no canta en la puna”
es un dicho popular peruano que atestigua que el hábitat preferido de esta ave es
la región baja y caliente. Este dicho también se refiere a los pobladores costeños
y afroperuanos que sufren el soroche o mal de la altura (hipoxia) en la región
puna o jalca alta (según Javier Pulgar Vidal: de 4000 a 4800 msnm).
El gallinazo en un relato mítico
andino. (La
versión extensa está en Francisco Carranza, 2000 pp. 9-11). En el siguiente
texto, lo referente al gallinazo está también en quechua.
En el tiempo remoto dicen que este
mundo estaba con poca luminosidad. En ese entonces, las aves grandes y fuertes
se sentían superiores ante otras pequeñas y de poca fuerza.
La divinidad que todo lo ve,
convocando a las aves, les había dicho: A ver, ¿quién puede traer el brillante
collar del sol? Este mundo necesita luz y alegría.
El cóndor voló rápido hacia arriba;
en eso, por su tamaño grande y por su peso comenzó a cansarse. Llegó hasta la
Luna. Volviendo a la tierra contó: “La Madre Luna me ha recibido feliz. Me ha
regalado la bufanda tejida con las hebras de su propia cabellera blanca. Ella
ha afinado mi quena”. Hizo escuchar a todos la melodía selenita.
Los halcones también volaron; pero,
cansados descendieron en un lugar muy caliente.
El gavilán y el cernícalo volaron
hasta un lugar de enormes zancudos a quienes los vencieron y les arrancaron sus
alas.
El gallinazo entró a un túnel de la
tierra para salir por la espalda del sol. Totalmente ennegrecido salió por la
puerta opuesta del túnel. Al volver, oscureció la tierra. Contó a todos: “He
vencido a los malvados del mundo subterráneo. Ya no me enfermaré porque he
bebido el tónico de la vida”. (Wiskulqa, intipa qipanpa yarquyta munar,
patsa tuquman yaykurqan. Hankat yanayashqa qipa tuqu punkupa yarqurqan.
Kutimur, patsata tutapatsirqan. Llapankunata willakurqan: “Patsa rurin mana
allikunata wañutsishkaa. Manam qishyashaqnatsu, kaway hampitam upyashkaa”).
El picaflor, gracias a su peso muy
liviano, voló y voló sin cansarse. Mientras el sol contemplaba las competencias
de las aves, le quitó uno de sus bellos collares. Cuando terminó el tiempo del
relato, apareció brillante, y jaló el bello collar hacia las colinas. El mundo
se iluminó.
Animal poco comprendido. No es un símbolo apreciado como el
águila, cóndor, paloma, picaflor... Por eso, nadie porta como adorno o amuleto
su pluma, garra y pico. Sobre los dos buitres en el escudo de Lima algunos los
consideran águilas; otros, gallinazos.
Si aparece en el sueño es
considerado un mal augurio para quien sueña y sus cercanos.
Aunque el sistema inmunológico del
gallinazo está bien desarrollado, muere al comer animales muertos (ratas y
ratones) por el veneno puesto por los seres humanos. Su cadáver, si está cerca
de las viviendas, es enterrado o quemado para evitar la contaminación.
Palabras finales. El gallinazo, a pesar de todo, digan
lo que digan, ayuda a limpiar a nuestra madre naturaleza. La enseñanza de los
mayores sigue viva para los que no han perdido la memoria cultural: “Wiskulta
wañutsiytsu, paymi patsata pitsan” (No mates al gallinazo, él limpia la
tierra).
Referencias
Carranza Romero, Francisco: 2000,
“Madre Tierra, Padre Sol”, Computer Age, Trujillo, Perú.
2003, “Diccionario quechua ancashino-castellano”, Iberoamericana
Vervuert, Madrid.
2023, “Diccionario español-quechua ancashino”, Iberoamericana Vervuert,
Madrid.
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