INDÍGENAS TODOS
Francisco Carranza Romero
“Indígenas todos” (Promesa, San José, Costa
Rica, 2011) es un libro ameno, rico en datos y escrito con mucho cuidado y reflexión,
que apenas salió de la imprenta, su autor Víctor Valembois, amigo desde que nos
conocimos en el pueblo donde se encuentran tres ríos, Passau (Alemania), me lo
envió desde San José para darme el honor, gusto y alegría de ser uno de los
primeros lectores. Desde la dedicatoria ya muestra su espíritu definido del
intelectual que se ha sacudido de la visión prejuiciosa y colonialista sobre
los latinoamericanos. Mejor transcribo textualmente la dedicatoria manuscrita con
letras menudas y temblorosas, no de miedo, sino de broma amical.
De: un
indígena flamenco, pero sin castañuelas.
Para:
un indígena, “indio” y todo lo que quiera… pero nada indigente de humanisno
social-cristiano. ¡Ad multos annos, gaudeamus!
Víctor
Valembois
Oct. 2011
Víctor Valembois (VV) es un belga nacido en
Flandes como el rey Carlos V. Por sus estudios filológicos y labores vivió
muchos años en España, Chile y Costa Rica. Por eso, basado en la etimología de
la palabra indígena se declara, sin ningún problema conciencial, un indígena de
Europa o un europeígena: un hombre nacido en un espacio y tiempo definidos de
los que no reniega, sino que los asume. Trata con afecto y respeto a otros que
no iniciaron sus vidas en el mismo lugar y tiempo que él, los ve como hombres sin
importarle el color de piel, la forma de los atuendos que cubren sus cuerpos,
los códigos de su comunicación, las ideologías políticas y religiosas, con
plumas o sin plumas, con barbas o sin barbas… No toma la actitud prejuiciosa de
Ginés de Sepúlveda ni de Robinson Crusoe ni de Gulliver. Para él, “Una manera
muy simple y bastante eficaz de rebajar y hasta aniquilar a alguien es
encasillarlo aunque sea generalizando […] Con solo una etiqueta se puede
destrozar” p. 87. Su actitud ecuménica, no común en muchos europeos, lo
distingue y lo hace merecedor de nuestro trato fraterno en cualquier lugar del
mundo. “[T]odos somos indígenas en alguna parte y de alguna parte” p. 88. Sus
palabras, desde el título del libro, rompen los muros divisorios.
Con emoción y seriedad analiza algunos escritos
del sacerdote guatemalteco Gustavo González Villanueva (GGV), a quien cita oportunamente:
“Los indígenas –yo soy un indígena
guatemalteco cien por cien- nos movemos y estamos presentes en todas las
instancias nacionales. No tener un apellido kiché, kakchikel, tzuhil, o unas
facciones de maya de terracota, no priva de la propia identidad (GGV)” p. 14.
Pero la indigenidad no implica cerrar los ojos
a la realidad de América mestiza por los aportes americano, europeo y africano que
comenzó desde 1492. Ahora podemos añadir el aporte asiático. “Para una persona nacida en Guatemala, es imposible
no tener en el “lugar común” europeo de la sangre, no gotas sino litros de
sangre kikché, kakchikel, tzuhil… y quien sabe qué otras mezclas más de
tequila, ron y chicha (GGV)” p. 132. Recurre
al pensamiento del obispo Francisco Marroquín (XVI) quien escribió desde
Guatemala un sabio consejo a Carlos V: “Conocerlos hemos, conocernos han”.
¡Cuánta razón tenía ese clérigo del siglo XVI. El poeta guatemalteco también se
dirige al rey español desde el presente invitándole a sentarse para dialogar en
el mismo nivel y bajo el mismo sol. Esta sugerencia nos llega también a los
europeos y americanos:
-Oye, Emperador:
el sol se ha puesto
en tu imperio.
-Ese sol del Volcán de Agua
que me calienta, amoroso,
no es tu sol,
¡no es tu sol, Emperador!
Emperador, puedes,
si quieres, quitarte corona y manto
y sentarte -¡si quieres!-
aquí en el suelo
y conmigo a platicar (GGV) pp. 108-9
Valembois, mientras analiza y comenta los poemas, ensayos,
discursos y conversaciones de GGV, muestra sus propuestas: Se debe hacer una
historiografía real y profunda frente a la historia oficial y patriotera que
convierte a los campesinos pobres en objetos: “Son ellos los que pagan el
precio –con sus vidas- aquel aborrecible patriotismo (VV). República en calma. Indios abatidos a metralla. Soldados disfrazados de
indios, o indios disfrazados de soldados (GGV)” p. 50. Y en la vida y
escritos de GGV encuentra dos trilogías: lo artístico, lo histórico y lo
espiritual; pero, como se trata de un religioso, el tercero prima sobre los
dos. La otra trilogía es geográfico-cultural: americano, europeo y cristiano.
Y aquí también lo cristiano sirve para juntar lo americano y europeo en una
pacífica convivencia. Este encuentro de tres vertientes me recuerda a nuestro
encuentro en Passau.
El poeta y cura González no sólo habla de lo
espiritual, pisa tierra y nos dice hastiado de tantas gigantescas ágoras para la
práctica diaria del compraditis y consumitis, y han diseñado la “cultura
normall” (la cultura del mall) donde hasta nuestras ilusiones llevan el dato de
“made in...”
La publicidad con sus agencias
nos ha robado el sol.
Ahora lo alquila . (…)
Somos turistas de ilusiones (GGV), p. 75
El colega VV se pasea seguro citando en
francés, inglés, alemán y castellano; sólo le falta citar en maya o chorotega.
Quizás nos sorprenda algún día, porque su voluntad de aprendizaje es elogiable.
Claro, para estar en la actitud de aprender hay que ser humilde, vivir con el
cielo lejano de arriba como los europeígenas o con el cielo cercano de abajo
como los amerígenas.
El poeta Gustavo González Villanueva nos pide
que terminemos aquí y sigamos reflexionando sobre nuestra historia y nuestra realidad.
Con la expresión nuestra historia y nuestra realidad me refiero a la tuya y a
la mía (nuqantsikpa en quechua: de todos nosotros sin excluir a nadie); no sólo
sólo a las cosas mías (nuqakunapa: sólo de nosotros que excluye al
interlocutor).
Apaga ya la luz.
Cierra los ojos:
es hora de encender
tu misma vida (GGV), p. 107
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