TRADUCIR NO ES TAN FÁCIL COMO SE CREE
Francisco Carranza Romero
La traducción de una obra implica muchos
factores previos y posteriores que facilitan y obstaculizan el proceso.
Los traductores
La traducción de las obras literarias exige condiciones especiales de los traductores, porque no basta hablar, leer y escribir una segunda lengua para estar en condiciones de realizar una buena traducción en ésta. Los traductores de obras literarias deben ser buenos lectores de las obras literarias para estar acostumbrados al lenguaje literario. Hago esta repetición de “literario” para distinguir que mi comentario se refiere solamente a la traducción en el campo de la literatura. El que no es un buen lector de las obras en la lengua fuente o en la lengua meta, difícil que comprenda y sienta los recursos de la estética verbal. Hay tantas obras bellas e interesantes en su lengua original que no tienen aceptación ni éxito en la versión traducida.
Los traductores deben tener ejercicios de
creación y composición literarias para transcribir con más precisión el mensaje
y la belleza de una obra en otra lengua porque la traducción es la reescritura
de la obra.
Conocer todo el contorno de una obra,
porque ella no puede estar ajena a los factores históricos, económicos,
políticos, religiosos y otras expresiones culturales. Hasta las expresiones
lingüísticas varían de significado según la época, grupo social y localidad.
Por ejemplo: la palabra “camarada” puede tener buena connotación en la sociedad
donde predomina la ideología comunista; pero, esta misma palabra puede ser
despectiva en otra sociedad donde se odia a los comunistas.
La honestidad es una virtud necesaria
también en la traducción, cuando hay dudas de comprensión de la obra se debe
consultar a los mismos autores –si están vivos-, a los críticos y a otros que
entiendan la literatura. La impaciencia es la causa de que muchas grandes obras
en su lengua original no hayan sido aceptadas ni apreciadas en la versión
traducida. Además, se dan casos en que el profesor de la lengua reparte los capítulos de una obra a sus alumnos como tarea para que los traduzcan; luego, recoge, les da unos retoque y aparece como traductor.
Autores
Los
autores a quienes se les pide el permiso para traducir sus obras deben
responder a sus solicitantes con toda la seriedad, y para eso deben tener una
relación de los permisos de traducción que han otorgado.
Se dan casos de autores que dan los permisos
de traducción de la misma obra a dos o más traductores a la misma lengua.
En algunos casos, a un traductor le da
el permiso de traducir toda la obra; a otro le da su consentimiento de traducir
una parte de esa misma obra. Otras veces, aun sabiendo que su obra ya ha sido
traducida de una segunda lengua a una tercera, dan permiso para una nueva
traducción a la tercera lengua. Es el
caso de la obra “Nuestro héroe desfigurado” que fue traducido del francés al
español y publicado por la editorial Norma de Colombia; pero esta misma obra
–por el consentimiento de su autor- fue traducido por otro y publicado en
España. ¿Es que la traducción del francés al español era pésima?
La obra “Edad dorada” también fue traducida
del francés al castellano; aun así, el autor dio permiso a dos diferentes
traductores, una versión se publica en Perú y la otra en España.
“Retratos de Juventud” fue traducido; y
cuando estaba en proceso de publicación se supo que una parte de la obra había
sido traducida por otro. En ambos casos el autor firmó su consentimiento.
Ante estos casos surgen varias
explicaciones: Se puede tratar de algunos escritores descuidados que firman los
permisos de traducción a todo el que le solicita sin revisar sus archivos de
documentos otorgados. Pero, también puede ser el caso de escritores ávidos de
publicidad y premios que no tienen ningún escrúpulo en firmar sus
consentimientos de traducción de la misma obra a varios traductores de una
misma lengua que le solicitan; quizás por querer asegurarse de la traducción.
Esta actitud acaparadora de los escritores
quita la oportunidad a sus colegas.
Solamente cuando la primera versión
traducida es un desastre se debe hacer la nueva traducción con el fin de
demostrar a los lectores que la versión anterior no era buena. Y al traductor
de la primera versión desastrosa se le debe castigar negándole su futura participación
en la labor de traducir.
Crítica severa y objetiva
Como en todo el mundo, muchos críticos y escritores forman parte de un
círculo literario por eso se alaban recíprocamente confundiendo y engañando a
los lectores que se dejan orientar por los críticos lambones que escriben en los
periódicos y revistas, o que salen en la radio y televisión. Los críticos,
antes de ser amigos de alguien, tienen que ser amigos de la verdad, porque es
la verdad y no la mentira la que nos ayudará a ser libres y veraces.
En una sociedad donde se calla ante ante el
maestro de clase aunque éste esté equivocado difícilmente podrá madurar la
crítica, porque el que critica se convierte en un descortés y hasta en enemigo.
Es tiempo de que se hagan comparaciones de
varias versiones de una misma obra en castellano, porque se puede dar el caso
de que no sean más que réplicas o copias con pequeñas añadiduras o
correcciones.
Instituciones coreanas que financian la traducción de las
obras coreanas
La promoción de la traducción no termina
con dar el apoyo económico para la labor de la traducción, ése es solamente el
inicio, pues tiene mucha labor que seguir cumpliendo.
Las instituciones deben coordinar para no
ser sorprendidos por los traductores y autores oportunistas, deben
intercambiarse los datos para no hacer dobles ni triples gastos en una misma
obra y autor.
Estar en contacto con las agregadurías
culturales de Corea y centros donde se publican para conocer la opinión de los
críticos extranjeros.
Informarse debidamente para no caer en
aprovechadores de los recursos coreanos.
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