viernes, 14 de junio de 2019

FRANCISCO MIRÓ QUESADA EN EL RECUERDO

FRANCISCO MIRÓ QUESADA EN EL RECUERDO 


Francisco Carranza Romero

En la mañana friolenta y neblinoza de Lima, 11 de junio de 2019, un canal de televisión dio un breve anuncio del fallecimiento del ilustre peruano Francisco Miró Quesada Cantuarias. Impactado por la noticia lo he recordado con mucho afecto porque lo conocí en varios escenarios. 

En su condición de Ministro de Educación durante el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry (década 60) llegó al viejo local de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), entre las calles Almagro e Independencia. Muchos estudiantes lo esperaban para  oír la conferencia programada. Sin embargo, apenas entró al patio apareció un grupo de estudiantes apristas gritándole: ¡comunista!, ¡comunista! mientras le lanzaba huevos y polvo blanco. El grupo que lo acompañaba lo defendió de mayores violencias. A pesar del mal momento, limpiándose como pudo, dio la conferencia en el Paraninfo repleto de estudiantes mientras afuera seguía el griterío de los simpatizantes de los partidos APRA y UNO (Unión Nacional Odriísta), perdedores en la contienda electoral; después, aliados en el congreso. Los apristas eran, realmente, unos búfalos furiosos. 

En la década 70 el doctor Francisco Miró Quesada participaba como ponente en varios simposios organizados por el Departamento de Idiomas y Lingüística de la Universidad Nacional de Trujillo. En los eventos dialogaba con los docentes y estudiantes sin mostrar los aires de superioridad. Hablaba como un hermano mayor: sonriente, entusiasta y modesto. Él conocía bien los problemas de nuestro Perú, amaba nuestras culturas y gozaba con los avances de investigación de las lenguas y culturas indígenas. Con la colaboración del docente Ernesto Zierer publicó el libro “Siete temas de lingüística teórica y aplicada” (UNT, 1976). Sobre este libro escribí una reseña en la revista LENC (Lenguaje y Ciencias) de UNT.

Cuando alguien se acercaba para consultarle algo o para solicitarle una carta de recomendación para presentarse a una beca, él lo atendía, conversaba amablemente, aconsejaba y animaba porque tenía la experiencia de los estudios fuera del Perú. 

Ya en el siglo XXI tuve la suerte de volverlo a ver en la presentación de un libro editado por el Congreso de la República. Cuando me acerqué para saludarlo y agradecer por sus conferencias en UNT, me miró fijamente e hizo esfuerzos por recordar los tiempos idos y a los colegas de Trujillo. ¡Qué alegría saber que hay gente que me recuerda con gratitud!, fueron sus palabras emotivas.  

Maestro, ahora descanse en paz. Usted ha dejado muy buenas lecciones a muchas generaciones.