miércoles, 13 de diciembre de 2023

EL PERRO EN LA CULTURA ANDINA

 EL PERRO EN LA CULTURA ANDINA

Francisco Carranza Romero

El perro (allqu en quechua), diferente de muchos animales, convive con el ser humano desde hace miles de años por sus cualidades especiales: compañero fiel, guardián de casa y ganado, rastreador y receptor de la presencia de seres sobrenaturales. Además, comprende algunos códigos lingüísticos y paralingüísticos del ser humano con quien convive.

Los mayores dicen: El zorro fue el compañero del hombre primitivo. El perro es el compañero del hombre posterior: Atuqmi qullanan runapa yanaqaynin karqan. Allqum qipa kaq runapa yanaqaynin.

1. Cualidades especiales.

1.1. De excelente olfato, vista y oído: Allish sinqayuq, ñawiyuq, rinriyuq.

Por el buen desarrollo de sus tres sentidos es un buen rastreador y guía. Los que persiguen al zorro y puma, cuando éstos atacan sus rebaños, van detrás de sus perros que van rastreando.

Testimonio 1: Cuando estaba yendo por debajo del nevado Copcho, sorpresivamente, la nevada cubrió el camino. Por mi deseo de evitar la oscuridad caminé siguiendo a mi perro Pincullo. Mi perro me guio bien oliendo el camino hasta el lugar donde ya no había la nevada.

Qupchu rahu chakinta aywaykaptii rashta naanita tsapaskirqan. Mana tutapapukuyta munar Pinkullu allquuta qatir aywakurqaa. Allquuqa, naanita muskir, mana rashta kanqanyaq alli pushamarqan.

1.2. Lealtad hasta la muerte: Wañuypa kuyakuq.

La gente reconoce la lealtad canina. Garcilaso de la Vega, al tratar de las costumbres antiguas en el mundo andino, dice: “Adoraban al perro por su lealtad y nobleza” (De la Vega, Garcilaso “el inca”: Comentarios reales, Libro I, Cap. IX, p. 78).

Testimonio 2: Mi hermano Huaclla se murió por caerse de la oroya (andarivel) al río. Al día siguiente, al oír el aullido triste, rescataron al perro de la oroya. Viendo sus legañas supieron que había llorado mucho. Quizás Huaclla se ha caído al río, dijeron. El perro, después de comer lo que le dieron, salió de la casa, se dirigió hacia la parte baja del río aullando triste. Las gentes, siguiendo al perro, hallaron el cadáver de Huaclla entre las piedras de la ribera.

El perro acompañó triste al cadáver durante el velatorio. En el rito del quinto día después de la muerte se acercó varias veces para oler la ropa de su amigo. Después, desapareció para siempre. Las gentes comentaron: Quizás el perro también se ha muerto saltando al río.

Wawqii Waklla, uruyapita mayuman ishkir, wañukurqan. Waraanin, llakishqa waqyata wiyar, uruyapita allquta hurquyarqan. Wiqtinta rikar, allaapa waqanqanta musyayarqan. Wakllaqa maypis mayuman ishkishqa, niyarqan. Allquqa, qarayanqanta mikuskir, wasipita yarqurqan, llakishqa waqyar mayu uran kaqman aywakurqan. Runakuna, payta qatir, mayu kuchun rumikunachaw Wakllapa ayanta tariyarqan.

Allquqa, llakishqa, wallkichaw ayata taapararqan. Pitsqay punchaw yanasanpa llatapanta atska kuti muskiq witipurqan. Tsaypita, wiñay wiñaypa illakarqan. Runakuna niyarqan: Maypis allqupis mayuman tiwyar wañukushqa.

1.3. El alma del perro guía al alma del ser humano: Allqupa ayan runapa ayanta pushan.

La lealtad del perro con el ser humano no termina en esta vida. En la existencia post mortem sigue demostrando la gratitud.

Testimonio 3: Cuando era niño, las ancianas y ancianos me repetían: demos buen trato al perro porque su alma nos ayudará o acusará en la otra vida. Después de que muramos nuestra alma iniciará un nuevo viaje. Entonces nuestro perro guiará a nuestra alma. El perro, por tener buen olfato, también en la otra vida nos guiará por el buen camino. Por eso, a él hay que estimarlo; y no maltratarlo sin ninguna justificación.

Wamra kaptii, chakwaskuna, awkiskuna atska kuti niyamaq: allquta alli rikashun; paypa ayanmi wak kawaychaw yanapamashunpis shimpimashunpis. Wañuskishqam ayantsik mushuq naanita qallanqa. Tsaychawmi allquntsik ayantsikta pushanqa. Allquqa, alli sinqayuq karnin, wak kawaychawpis alli naanipa pushamashun. Tsaymi, paytaqa alli rikanantsik; lluta maqanatsu.

1.4. El perro ve el espíritu: Allqu ayata rikan.

El perro, más allá de sus sentidos físicos, ha desarrollado otra facultad supranormal, porque capta la cercanía o presencia del espíritu. Alerta a otros con sus aullidos agudos y tristes.

Testimonio 4: El anciano Eulogio Romero me enseñó: Si quieres ver el espíritu, sóbate el ojo con la legaña del perro. Entonces verás el espíritu de día y noche. Sin embargo, no debes hacer esto por simple curiosidad; porque, al hacerlo, cruzas la frontera de esta vida.

Awkin Iwllu Romero yachatsimarqan: Ayata rikayta munarqa, allqupa wiqtinwan ñawikita kupanki. Tsaymi hunaqpa, paqaspa ayata rikanki. Kaytaqa musyachi karllatsu ruranayki; kayta rurarmi kay kaway shaywata qishpinki.

1.5. El perro absorbe el mal de jaqueca: Allqum chukakita shuqun.

La jaqueca (chukaki) por el efecto de la vergüenza repentina tiene sus síntomas: dolor de cabeza, fiebre, vómito y decaimiento general. Es un mal común en la gente del área rural. El tratamiento del paciente con jaqueca sigue un proceso ritual: masajear la cabeza, jalar el cabello en grupo hasta que suene como si estuviera arrancándose del cráneo, sobar con granos de sal y huevo, beber agua hervida con menta andina. Para completar, el paciente choca su frente a la del perro. Después, éste se enferma porque absorbe el mal humano.

El perro negro es el más preferido para el tratamiento de la jaqueca.

Testimonio 6. Una mañana, el niño Rumi, después de botar el chancho del papal, al salir por entre los árboles desgarró su pantalón y expuso su parte íntima. Alguien que lo vio así, se rio a carcajadas y sin control. Rumi se avergonzó mucho mientras se cubría como podía. Llegando a la casa contó a su madre lo ocurrido, luego sintió fiebre, dolor de cabeza y náusea. Entonces se tendió. Su madre, enterada de la vergüenza que había pasado su hijo, le sobó la cabeza con granos de sal, le jaló el cabello haciendo sonar ¡trac!, le hizo beber agua hervida de panisara. Llamó al perro Chasqui. Rumi puso su frente a la frente de su perro por un breve momento.

Después, Rumi se durmió rápido. Cuando despertó ya estaba sano. Entonces, Chasqui empezó a enfermarse. La madre sobó la cabeza del perro con sal y le sirvió buena comida. Chasqui también, después de dormir un poco, se sanó rápido.

Huk alliq, Rumi wamra, papa chakrapita kuchita qarquskir, hacha rurinpa yarqunqanchaw waranta rachipakurqan, pinqayninta rikaatsikurqan. Huk runaqa, tsaynawta rikarnin, llutanpa hiqchikachar asikurqan. Rumiqa, imaykanaw tsapaakurnin, allaapa pinqakurqan. Wasiman chaarir mamanta willarqan, tsaypita achachapakurqan, uman nanarqan, milanarqan. Tsaymi uhurqan. Mamanqa, wawan pinqakunqanta musyar, kachiwan umanta kuparqan, aqtsanta ¡trak! ninqanyaq sutarqan, timpushqa panisara yakuta upyatsirqan. Chaski allquta qayarqan. Rumiqa, urkunta allqunpa urkunman huk ichik patsalla churarqan. 

Tsaypita, Rumiqa sas puñurqan. Kutsikashqana rikcharqan. Chaskina qishyayta qallarqan. Mamaqa, allqupa umanta kachiwan kuparqan, alli mikuyta qararqan. Chaskipis, ichikta puñuskir, sas kutikarqan.

-Panisara (Satureja punchella): menta andina de hojas ásperas y duras cura el mal estomacal. También es conocida como qanlli-.


2. Día del perro.

¿Desde cuándo se celebra este día del perro? El 17 de diciembre, cinco días antes del solsticio de verano, se celebra el día del perro en Quitaracsa (Áncash, Perú). Los quitaracsinos llaman también “San Lázaro” al perro; posiblemente por la influencia de la parábola que aparece en el Evangelio de San Lucas (Cap.16, Versículos 19 – 31). En este día se sirve al perro buena comida y en plato especial.

Testimonial 7: En mi pueblo de Quitaracsa, en mi niñez vi cómo se celebraba el banquete del perro en un día específico. Ese día, mi madre preparaba buena comida para nuestros perros; y éstos, como si supieran, se sentían muy felices.

Kitaraksa markaachaw, wamra kanqaachaw rikarqaa, huk punchaw imanaw allquta alli mikutsiyta. Tsay punchaw, allquuukunapaq mamaa alli mikuyta ruraq; paykunaqa, musyaqnawpis, ima kushishqa kayaq.

El día del perro, también aparece en los pueblos caribeños como referencia del texto bíblico y de Babalú Ayé, deidad africana de la Regla de Ocha. (En el blog: Francisco Carranza, universo quechua, El mundo de los espíritus y muertos en la concepción andina).


3. Insultos relacionados con el perro.

Así como se valora las cualidades caninas; también se menciona a este animal para insultar y ofender.

¡Allqu!: ¡perro! Su exagerada lealtad es criticable; porque, aunque es maltratado con insultos y castigos, sigue junto a su maltratador.

Allqutsay: lit. tratar como a perro, maltratar.

Porque los cachacos maltratan a los campesinos; los campesinos no los quieren.

Kachakukuna chakra runakunata allqutsakuyaptin; chakra runakuna paykunata kuyayantsu.

 Allqu traasa: traza de perro, maltratador, abusivo, devorador. Esta expresión es mixta: quechua y castellano.

Los abusivos disparan a los campesinos.

Allqu traasakuna chakra runakunata illapayan.

Sólo el perro, después de matar a su propia especie, se come su carne. 

Allqullam, allqumasinta wañuskatsir, aytsanta mikun.

Hay gente que, cumpliendo las órdenes del amo (jefe o superior), maltrata y hasta mata a otro ser humano sin ningún sentimiento de culpa. Hace recordar a los perros galgos y alanos amaestrados para cazar seres humanos que eran esclavizados y vendidos cual animales. Y la palabra galga, préstamo del castellano, se refiere a mujer prostituta.

Tulluta waqruy: tascar hueso (acto propio del perro). Llamada de atención al imprudente que interviene en acto y conversación ajena.

Oye, estamos entre mayores; retírate y mordisquea el hueso.

Aw, yashqapuram kaykayaa; witikuy, tulluta raqrupaakuy.

Waqyapay: lit. ladrar a otro, reprender con gritos, vociferar sin control.

He gritado a tu yerno porque él grita de malas maneras a sus hijos.

Tsurinkunata lluta piñapaptinmi mashaykita waqyaparquu.


3. Comentario.

3.1. El perro, compañero del hombre, merece el buen trato en esta vida porque su espíritu puede socorrer o acusar, post mortem, al alma por el trato que se le dio.

3.2. El perro cazador de seres humanos en África y América cumplió las órdenes de su amo; por tanto, es menos culpable que su amo que lo amaestró para este fin. En la conquista de América fueron famosos Becerrillo y su hijo Leoncillo (perros de Balboa) por cazar gentes, y ganaban más que los soldados comunes (López de Gómara capítulos XLIV, LXV). 

Bibliografía

Carranza Romero, Francisco: 2000, “Madre Tierra, Padre Sol”, Computer Age, Trujillo, Perú.

    2003, “Diccionario quechua ancashino-castellano”, Iberoamericana Vervuert,                         Madrid.

    2006, “El mundo da vueltas”, Papel de viento, Trujillo, Perú.

    2023, “Diccionario español-quechua ancashino”, Iberoamericana Vervuert,                              Madrid.

De la Vega, Garcilaso “el inca”: 1968, “Comentario reales”. Edit. Bruguera,                               Barcelona.

López de Gómara, Francisco: 1979, “Historia general de las Indias y vida de Hernán                  Cortés”, Biblioteca Ayacucho, Caracas.

MI AMIGO FRANCISCO, EL QUECHUA COSMOPOLITA

 

Víctor Valembois: Mi amigo Francisco, el quechua cosmopolita

Discípulo entre otros del famoso Instituto Caro y Cuervo, en Colombia, Carranza allí construyó sólida amistad con un colega común a los dos, el polaco Bogdan Piotrowski, todos por gracia de Dios y de horas de vuelo, bastante diferentes a las de Saint-Exupéry.

Víctor Valembois.

Va, hoy, una semblanza de Francisco Carranza Romero, que, a mi entender alcanza con creces la de ciudadano del mundo, cosmopolita.

Tendrá las primaveras mías, el caballero de marras, solo que con nacimiento, tan diferente, lo cual, en el plano cosmopolita nos vuelve mutuamente ávidos de conocer al otro en el desarrollo de ideas, partiendo de bases tan disímiles.

Curioso: yo nací hace más de siete décadas en la comodidad de un hogar burgués en la continua llanura que se Bélgica, Francisco lo hizo muy alto en la cordillera de los Andes, en el Perú; ambos somos etimológicamente “indígenas” de partes muy disímiles, pero ambos injertados por la cultura hispana que nos atropelló en nuestra respectiva geografía.

Francisco no es “del llano país que es el mío”, como canta mi Jacques Brel. Su origen en el alto Perú le ha dado una característica de varón bajito, piel naturalmente tostada al alto sol de esa prodigiosa cordillera continental. Por la escasez de oxígeno a esa altura, desarrolló una capacidad pulmonar superior al común de nosotros… Además, con base en esa vivencia ha desarrollado una perspectiva de cóndor, vocablo que nos viene de su quechua nativo.

Resultó sin embargo integrado en nuestro mundo occidental por una muy frustrante vivencia contrastiva: con bastante educación sólida “nuestra” resultó que, me contó, un profesor gringo infeliz trató de manera insultante como “indios” a su grupo lo cual les hizo renunciar a todos.

Pero “Chico” como le llamo con cariño no plegó las alas; creció más, en años y sabiduría dentro de su comunidad campesina de Quitaracsa, siempre en el alto Perú, tan distinto, por ejemplo, del europeizado Arequipa, crisol de mundo que gestó a Mario Vargas Llosa.

A fe mía, no veo como menor, sino más “rica” en calidad formativa de ser humano trascendente y cosmopolita, la forja humana del andino, que la del Premio Nóbel, este a través de su formación militarista en el citadino Colegio Leoncio Prado.

Va pues, una incitación a un estudio primero de árboles distintos, frondosos ambos, pero por Dios, tan divergentes por sus frutos literarios y su mentalidad: habría que confrontar exhaustivamente “la ciudad y los perros” de don Mario, y “El mundo da vueltas”, especie de biografía inicial de cada uno.

Discípulo entre otros del famoso Instituto Caro y Cuervo, en Colombia, Carranza allí construyó sólida amistad con un colega común a los dos, el polaco Bogdan Piotrowski, todos por gracia de Dios y de horas de vuelo, bastante diferentes a las de Saint-Exupéry.

Pensemos incluso en diacronía: los citados “hermanos” varones (a los que, algo pretencioso me uno) han recorridos senderos romanos y griegos de lenguas clásicas, lo cual da un punto de vista sencillamente superior al ciudadano llano con panza enriquecida en el Mac Donald´s de la esquina en frente. Ese universalismo será de película, pero no lo valoro.

Eso no es todo. Por esos mismos senderos clásicos y católicos (esto último remite a “sobre todo el mundo) también mi amigo Chico-el-Grande conoció a su esposa, la coreana de nombre occidentalizado como María Hyesun Ko que tuve el privilegio de conocer: otro mundo, pero del mismo planeta tierra.

Vaya complemento natural para muchos varones de pelo en pecho, ese providencial cruce de vías, nada menos que entre un quechua andino y una dama profesional. Esta distancia genética, pero cercanía profesional y amorosa, echó flores, ni de las cimas andinas ni de las lejanas llanuras coreanas: dos hijas, de nombre Ayra y Ñusta.

En lo académico, demos gracias por uno de varios trabajos en conjunto de esos esposos: refiero al estudio “Culturas comparadas de Perú y Corea”, de la que conozco la versión en castellano, entiendo con equivalente en el aludido país asiático: ¡cosmopolitas de verdad, los citados, no por kilómetros recorridos en cantidad de aeropuertos sino por tener almas profundas de humanidad trascendental.

viernes, 8 de diciembre de 2023

EL SEBICHE, PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD

 EL SEBICHE, PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD

Francisco Carranza Romero

                                      imagen de xibaja

Hace miles de años los antiguos pobladores de la costa peruana comían la carne cruda de pescado hecha en tiras y macerada con sal y picante. A este plato lo llamaban sipichi en quechua. El sebiche (versión castellana) es tan antiguo como los pobladores costeños de Caral, Sechín, Moche y Nasca.

Los peruanos contemporáneos que conocen quechua y español, aun antes de probar la carne de pescado cocida con el jugo de limón (cítrico que llegó con los españoles en el siglo XVI), saben que para hacer el sebiche hay que hacer jirones o tiras. El verbo quechua es sipichiy o sus variantes sipchiy, shipchiy (elisión de un sonido interno y palatalización del fonema sibilante alveolar). (Francisco Carranza Romero: “Diccionario quechua ancashino – castellano”, 2003. “Diccionario español – quechua ancashino” Iberoamericana-Vervuert, Madrid, 20231). Y, al comer el sebiche comprueban que la carne de pescado y los mariscos están deshuesados, desmenuzados y en jirones.

Los que tienen formación en Lingüística explican que la palabra sebiche es la hispanización del sustantivo quechua sipichi. En español, la vocal cerrada en distribución final absoluta de una palabra se abre a su respectiva media: i > e.  

Ortografía arbitraria: sebiche, seviche, cebiche, ceviche.  

En la transcripción del nombre de esta deliciosa comida hay inseguridad ortográfica: sebiche, seviche, cebiche, ceviche. Un problema ortográfico que no afecta al sabor. 

“El Diccionario Panhispánico de Dudas”, libro elaborado y editado por la Real Academia Española y por la Asociación de Academias de la Lengua Española, dice al respecto: “cebiche. Plato hecho con pescado o marisco crudo en adobo, típico de varios países americanos. […] Se escribe también ceviche. […] Existen y son válidas, las variantes seviche y sebiche (la menos usada), que trasladan a la escritura la pronunciación con seseo propia del español de América y de buena parte de España” ( Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española: “Diccionario panhispánico de dudas”, Santillana, Bogotá, 2005, p. 127). 

Por mi condición de bilingüe quechua y español prefiero escribir sebiche (letra ese en vez de la letra ce, la b en vez de uve), como se aprecia en el título de este artículo. Además, hay más argumentos: 

1. Los hablantes del castellano del Perú y de otros países de América no hablamos diferenciando la ese de la zeta y la ce (ante las vocales e, i) como diferencian los madrileños y los barceloneses. Los hispanoamericanos somos seseantes como los de Andalucía y buena parte de España que se volcaron hacia América durante las primeras décadas de la conquista y la colonia. Por eso, no hay ninguna razón ortográfica para escribir la letra ce en la primera sílaba de la palabra quechua sipichi. Por algo las academias ya no consideran erróneas: mesclar, sonsera, sonso, etc. ¡Qué sonsos los que no buscan la simplificación de los problemas! 

2. La preferencia por la consonante b. En el cuadro fonológico del castellano hay solamente un fonema /b/ que es oclusivo, labial, sonoro. La letra uve, aunque se escriba diferente de la be, suena igual. El fonetista español Antonio Quilis Morales, al describir el fonema /b/, dice: “Ortográficamente responde indistintamente a los grafemas b o v” (Antonio Quilis, Joseph Fernández: “Curso de fonética y fonología españolas”, CSIC, Madrid, 1975, p. 77). Por esta razón, yerran los que pronuncian ortográficamente la uve como labiodental. La be y la uve (algunos la llaman “ve chica” o “ve de vaca”) se pronuncian igual en todo el mundo hispano. Y en la historia de la ortografía castellana se observa la confusión de uve y la vocal u. 

Recuerdo que un profesor universitario explicaba sin criterios lingüísticos dos maneras de escribir el nombre de este plato: “Con ese se usa la ve chica: seviche. Con ce se usa la be grande: cebiche”. Sus criterios habrían estado basados en la imagen visual de la palabra escrita; pero no en la pronunciación. 

La consonante pe (de la palabra sipichi), en posición intervocálica, se ha convertido en be por la sonorización intervocálica, fenómeno común en muchas lenguas del mundo. Así le pasó al latino lupum (caso acusativo de lupus) que pasó al castellano como lobo. 

3. El hecho de que la vocal quechua i en la primera y tercera sílabas de sipichi se haya abierto hasta convertirse en e, no es ninguna novedad. Así ha ocurrido con otras palabras quechuas al castellanizarse donde hay la apertura vocálica: suruchi > soroche (el mal de la altura). El romance castellano tiende hacia la apertura vocálica, especialmente en la sílaba final. Como ejemplo, otra vez, recurrimos al latín: pigritia > pereza. 

Si descartamos las inexplicables y arbitrarias ortografías de “cebiche, ceviche y seviche” sólo nos queda la forma sebiche que es más fonética, fácil y explicable. Además, esta preocupación de relacionar la lengua hablada con la lengua escrita en el idioma castellano no es de ahora. Bastan las citas de dos autoridades de los siglos XV y XVI.

Nebrija: “Que así tenemos de descreuir como hablamos y hablar como escriuimos” (Antonio de Nebrija: “Reglas de orthographía en la lengua castellana”, edición de Antonio Quilis, Instituto caro y Cuervo, Bogotá, 1977, p. 121).

Valdés: “[…] quiero guardar mi regla de scrivir como pronuncio” (Juan de Valdés: “Diálogo de la lengua”, edición de Antonio Quilis, Plaza Janes, Barcelona, 1984, p. 126). 

Si el uso puede generar una norma, propongo que escribamos sebiche, ortografía más fonética. Basta de estar complicando la escritura del nombre de un plato convertido en patrimonio cultural de la humanidad. Con la ortografía ya simplificada podremos decir y escribir con mayor seguridad la palabra sebiche, y comprender su origen quechua y sus variaciones al castellanizarse. 

Pero, no nos debe sorprender que algún ignorante de la lengua quechua busque la etimología de la palabra sebiche en el árabe o en alguna lengua africana, tal como han hecho con las palabras caribeñas tabaco y banana. Los fitónimos y etnónimos americanos deben explicarse, primero, por las lenguas nativas de América. 

Y los peruanos, aunque confundidos con varias maneras de escribir, nos alegramos del aporte culinario peruano a otros países; pues los mexicanos y los centroamericanos preparan y comen también el rico sebiche saborizándolo con tomate. 


jueves, 16 de noviembre de 2023

PANHISPANISMO Y LOCALISMO

 PANHISPANISMO Y LOCALISMO

    Francisco Carranza Romero




Los hechos culturales viven gracias a dos movimientos contrastantes: innovación (fuerza centrífuga) y conservación (fuerza centrípeta); apertura y cierre.

En la lengua se observa este movimiento entre el cambio y la conservación, entre el localismo y el universalismo. La lengua como código de comunicación de seres inteligentes está en constante cambio partiendo desde el idiolecto, sociolecto y dialecto. La lengua sobrevive gracias al esfuerzo de los usuarios por entenderse recíprocamente. Es el mejor medio de comunicación oral o escrita tanto en las ciudades como en las áreas rurales. Pero la urbe, que tampoco es uniforme, creyendo que habla mejor una lengua, trata de imponer su manera de hablar al área rural. Y la ciudad capital del país, creyéndose el modelo lingüístico, espera que las provincias la imiten.

En el nivel internacional, algunos españoles usuarios de la lengua castellana se creen los modelos lingüísticos sin tomar en cuenta la amplitud geográfica y el factor demográfico, y sin el conocimiento de que todas las lenguas viven con variedades dialectales por razones geográficas, históricas y culturales (como la influencia de las lenguas indígenas). Ante los hablantes de Hispanoamérica, Guinea Ecuatorial y Filipinas dicen con mucha ligereza: “En España se habla el mejor español”. Ellos ignoran que no hay dialecto mejor ni peor. Por tanto, ningún dialecto debe ser objeto de menosprecio.

Esta actitud imperialista se da también en otras lenguas. El cusqueño que habla quechua dice que su dialecto es el auténtico. El británico dice que su “Royal English” es mejor sin considerar que su población no es relevante frente a la población anglohablante de todo el mundo.

Las diferencias entre España e Hispanoamérica

En lo fonético. El seseo es general en Hispanoamérica y en algunas áreas de España (Andalucía e Islas Canarias). El yeísmo se da tanto en las urbes de Hispanoamérica y España; pero en las zonas americanas con influencia de las lenguas indígenas se realizan las diferencias de ye (fricativo palatal sonoro) y elle (lateral palatal sonoro). 

El léxico varía en significante y significado (Ferdinand Saussure) en cada localidad porque las realidades geográficas, históricas y culturales condicionan el pensamiento y el lenguaje. Con este criterio comprendemos las diferencias entre Hispanoamérica y España sin ninguna supervaloración ni subvaloración. Superando el localismo estrecho (espíritu del campanario) aprendemos y asimilamos nuevas palabras. Así podemos entender el habla y el material escrito en otras localidades. En la variedad también está la riqueza lingüística.

Cuando se edita un libro en España, el corrector de la editorial interviene cambiando el léxico de Hispanoamérica por la de España como si existiera el colonialismo lexical. Esto se nota más en las traducciones. En los cinco ejemplos cito primero la versión hispanoamericana, luego la española:

Carro (del latín carrus). En España: coche (del húngaro kocsi).

Estacionamiento. En España: cochera. Por la influencia del francés también se usa garaje tanto en Hispanoamérica como en España.

Chofer. Influencia del francés, conductor del vehículo. En España: chófer y chóferes (plural). La diferencia está en la ubicación del acento de intensidad.

Papa. De origen quechua, tubérculo americano. En España: patata. Esto puede explicarse así:

    1. Confusión con “batata” (Ipomoea batatas, otro tubérculo americano).

    2. Desconocimiento del caso acusativo “papata” de “papa” en quechua.

 

Polla. Femenino de pollo (que aún no pone huevo o recién está poniendo), apuesta, lotería, mujer joven, coctel de licor, esputo. En España: coprolalia referente a pene.

 ¿Cómo llamar al ave carroñera Coragyps atratus de muchos nombres? Cito en orden alfabético: aura (España), chulo (Colombia), gallinazo (Perú), jote (Chile), urubú (Paraguay), zamuro (Venezuela), zoncho (Costa Rica), zopilote (México), etc.

El cerdo también tiene muchas denominaciones: chancho, cochino, marrano, porcino, puerco.

En una de mis visitas a Madrid entré a una juguería de La Gran Vía. Al ver la toronja en la vitrina, pedí: Jugo de toronja. El mozo no me comprendió o se hizo que no me comprendía. Me acerqué a la vitrina, señalando la fruta, dije: “Quiero jugo de toronja”. Entonces el mozo me contestó en voz alta: “Zumo de pomelo” enfatizando la pronunciación de la zeta como fonema fricativo interdental sordo. Me estaba enseñando el español madrileño. Por mi aspecto físico, era evidente: yo no soy un hispanígena ni europeígena. Recibí el jugo y bebí sentado recordando las expresiones lingüísticas y paralingüísticas. Al pagar le dije con sonrisa: “Pomelo, de origen inglés. Toronja, de origen árabe. Zumo (imitando su pronunciación) de origen griego. Jugo, de origen latino”. ¿Sabría el mozo que fueron los árabes los que llevaron a España la naranja y toronja?

La vida del castellano depende de todos los usuarios

Nadie pone en duda el origen del idioma castellano como variación del latín vulgar. Pero, la vida del castellano por siglos es gracias a sus hablantes en España, Hispanoamérica, Guinea Ecuatorial y Filipinas. España no es el amo ni dueño del castellano.

La vigencia y unidad del castellano es y será el resultado de la voluntad, esfuerzo y responsabilidad de todos sus usuarios de allá y acullá. Si podemos comunicarnos en español es gracias al esfuerzo de cada hablante y del que estudia y reflexiona sobre la lengua. La lengua culta, usada en las conferencias, clases, documentos oficiales, libros y periódicos (con la excepción de las publicaciones que, para agradar a ciertos grupos, descuidan las normas) es la base para la unidad de la lengua.

Repito: Para entendernos necesitamos la apertura mental y tolerancia entre los hablantes. A pesar de nuestras diferencias étnicas, económicas, políticas y culturales debemos aceptarnos porque somos usuarios de una lengua común con sus diferencias fonéticas, léxicas y morfológicas. Y debemos esforzarnos en conocer la lengua que usamos para hablar y escribir; conocerla en su sincronía y diacronía.

En cuanto a la producción literaria tomemos en cuenta la opinión del venezolano Ángel Rosenblat: “(…) toda la literatura española es patrimonio nuestro, patrimonio común de nuestra lengua común” (Sentido mágico de la palabra, 1977, Caracas).




viernes, 6 de octubre de 2023

DEMOS MEJOR TRATO A LA NATURALEZA

 

DEMOS MEJOR TRATO A LA NATURALEZA (cinco elementos)

Francisco Carranza Romero



                            Comunidad campesina de Quitaracsa

Todos los seres humanos nacemos, crecemos y morimos en espacio y tiempo definidos. Una verdad indiscutible. Sin embargo, en el trato que damos a la naturaleza hay maneras de pensar y actuar que colisionan. Unos se preocupan por la vida de la naturaleza porque se consideran ser sus hijos o huéspedes temporales. Otros no se preocupan por la vida de ella, sólo quieren beneficiarse.

Para salvar la vida de la naturaleza, incluyendo la nuestra, hay muchas propuestas que consisten en la necesidad de cambiar nuestra manera de pensar y actuar. La presente propuesta es intercultural por la vía lingüística recurriendo al español y quechua.

1. Visión respetuosa y afectiva. Los que viven en el área rural, generalmente, por estar en continua relación con la naturaleza, la conocen; por eso, la respetan y la aman. Por este conocimiento y sentimiento -proceso que se inicia desde la niñez- llegan a tratarla como a una madre y como a un padre, o como su vivienda.

El andino que habla el idioma quechua expresa con toda naturalidad los tratos lingüísticos de respeto a la naturaleza que se complementan con los ritos a los elementos. Por conservar la cultura nativa el andino considera que la naturaleza está viva; por eso, desde la niñez aprende a dialogar con ella. Por este pensamiento y actitud es calificado de hilozoista.

Patsa mama (Quechua I) o Pacha mama (Quechua II): Madre tierra. Es la figura materna que ofrece los frutos que sustentan la vida. Es el escenario donde los seres de la biósfera nacen, crecen y mueren.

 El andino se comunica con la madre tierra (chacra, piedra, montaña, nevado), le presenta ofrendas (coca, chicha, tabaco y cereal tostado). Además, en algunos lugares va amontonando piedra sobre piedra que con el tiempo y las frecuencias se van convirtiendo en morritos. Este morrito es llamado apachita (apacheta en la versión española) que contiene la intención del oferente y sirve también como indicador del camino, frontera y aviso de que no es un lugar adecuado para descansar por el encuentro de los vientos o por la emanación de gases tóxicos.

Yaku mama: Madre agua. Calma la sed de los seres humanos, vegetales y animales. La imagen antropomorfa del agua es Ayra, mujer bondadosa y bella que mora en las lagunas, manantiales, ríos y cataratas. Ella socorre a quien solicita su ayuda. Además, con su bello canto y con su fragancia espumosa después de su baño, encanta a la gente escogida.

La madre agua (laguna, río, nevado, manantial, catarata y nube) recibe respeto, ofrendas, cantos, danzas y venias. En la época de la extirpación de las idolatrías y de la persecución de los practicantes del rito taki unquy (melopatía, enfermedad del canto) se siguió practicando en los lugares a donde los doctrineros no podían llegar, y fue conocido con el mitónimo ayra.

Inti Yaya: Padre Sol. Da calor y luz, tan necesarios para la vida. Dato testimonial: En Quitaracsa (Áncash, Perú), cuando los primeros rayos del sol aparecían sobre los nevados, los niños le saludábamos quitándonos nuestros sombreros para que nos diera abrigo y salud durante todo el día: Rimaykukuqmi Inti Yaya o Napakullaqmi Inti Yaya (Padre sol, recibe mi humilde saludo). Estábamos poniendo en práctica lo que habíamos visto y oído a nuestros mayores.

La Madre Luna (Killa Mama) también recibe ofrendas de sus hijos porque alumbra en las noches que se aprovechan para regar, viajar y hacer otras actividades. Ella no sólo marca el paso del tiempo.

Wayra Yaya: Padre Viento. Lleva el oxígeno y nube con agua que produce la lluvia. Sólo cuando se aloca corre rápido y desesperado llevando consigo peste y destrucción. Es el uti wayra (lluvia loca). Los que saben sobre estos ventarrones siembran árboles en las partes cercanas de sus casas por donde llega el fuerte viento.  

Hayni (haani en el Callejón de Huaylas): Energía de la vida, ánima. Está en todos los elementos dándoles existencia, movimiento y vida. Por ser la energía sin forma no es perceptible por los sentidos; por tanto, no recibe el trato de madre o padre. Y pocos son los que conocen esta energía. Gracias al jayni (según la ortografía castellana) la naturaleza tiene vida y se comunica con la gente.

 

2. Visión utilitaria. Los pobladores de las urbes, generalmente, viven más dedicados a las actividades económicas: compra y venta, fabricación de cosas y actividades remuneradas. Sus viviendas y sus locales de labor están construidos con cemento, metal, vidrio, plástico y madera; son espacios que tienen precio por su tamaño y ubicación. Sus caminos son de asfalto y cemento. Las ciudades y fábricas contaminan porque pocas ciudades tienen centros de tratamiento de agua sucia y basura. Los ríos y mares, receptores de la suciedad, están enfermos. Y algunos países, para liberarse de sus desechos radiactivos y tóxicos, los arrojan muy lejos de sus territorios.

Con el pensamiento mercantilista de la naturaleza se apropian de ella usando cualquier medio (de facto o con papeles sellados). Así, los terrenos cultivables y eriazos, montañas, ríos, lagunas, playas y la vida vegetal y animal que hay en esos espacios se convierten en propiedades privadas que son negociables.

Actualmente, el paisaje de los espacios públicos (bien común) en las urbes es una exhibición de la suciedad y la falta de cuidado a la naturaleza. Los plásticos de toda clase y aleación, las colillas de cigarrillos, los restos de chicles (gomas de mascar), los papeles y latas se exhiben como muestras del grado de la inmadurez ecológica de sus pobladores. El ambiente público está descuidado en los países ricos y pobres, en los desarrollados y subdesarrollados.

Y las máquinas transformadoras de la materia también contaminan la tierra, agua y aire.

 

3. Tornemos la mirada hacia las culturas indígenas. Superando el pesimismo hagamos el esfuerzo de curar a la naturaleza que está enferma y que se manifiesta en los cambios climáticos. No continuemos ensuciándola con basura y humo de los combustibles fósiles. Aceptemos que ella es nuestra casa, nuestra madre. No abusemos de los productos químicos en la actividad agropecuaria (insecticida, abono y hormona) y en la gastronomía (saborizante y colorante) esperando sólo los mejores resultados económicos. Salvar la vida de la naturaleza es también salvar la nuestra.

Ha llegado el momento en que tornemos nuestra mirada hacia las poblaciones indígenas para valorar el pensamiento y la actitud de ellas, aunque con menos grado de educación escolarizada y con menos adelanto tecnológico, dan mejor trato a la naturaleza desde hace miles de años; por eso han sobrevivido a los cataclismos, pestes y maltratos de otros humanos que les arrebataron sus bienes, los esclavizaron y hasta los vendieron como objetos.

Cantemos y bailemos como hacen los andinos en el plenilunio más grande del año (hatun pampa killa):

Intimi yayaaqa. Killami mamaaqa.

Llapan quyllurkuna nuqapa panniikuna.

(El sol es mi padre. La luna es mi madre. / Y todas las estrellitas son mis hermanitas.)

Con disminuir la contaminación del medio ambiente habremos iniciado la recuperación de la vida. Y este cambio de pensamiento y actitud es responsabilidad de todos nosotros, sin ninguna excepción.