LOS INDÍGENAS Y EL BICENTENARIO
DE LA INDEPENDENCIA
DEL PERÚ
Francisco Javier Carranza Romero
Tupac Amaru II
I. INTRODUCCIÓN
Parto del análisis y comentario etimológico de las
palabras indígena e
independencia para comprobar si usamos estas palabras en su verdadera carga
semántica.
Indígena.
De origen latino: indi- (variante del prefijo latino locativo
in-: del lugar, de allí); gen (linaje, origen, naciiento, parir,
dar luz). Otras palabras con la misma raíz: generar, genealogía, engendrar.
Según dos diccionarios de la lengua castellana,
indígena:
1. “originario, nativo, no introducido” (Gómez
de Silva, Guido, 1985).
2. “Originario del país de que
se trata” (DRAE, 1984).
Los dos diccionarios refieren una
característica común: “originario”.
Aunque todos los hispanohablantes acepten este
significado (originario de algún lugar); no todos asumen la “indigenidad”. Por
este problema nos enfrentamos a diferentes criterios y actitudes: unos asumen
la indigenidad porque aceptan que todos los seres espaciales y temporales son “originarios”
de algún lugar y época; otros, usuarios del castellano, pero ignorantes del
origen y la semántica de la palabra, marcan las distancias porque dicen que los
indígenas son los que viven en el área rural, y usan esta palabra para calificarlos
con menosprecio.
Independencia. De origen latino: in- (no, sin); dependere
(estar colgado de, pender de). “Dependencia: Subordinación a un poder mayor” (DRAE).
Así la “independencia” es la no dependencia, la ruptura de relación de un elemento
que sujeta o que crea muchas limitaciones.
II. PREJUICOS SOBRE LO INDÍGENA
La respuesta sobre los prejuicios merece la reflexión
y esfuerzo por responder desde diferentes criterios.
1. Lugar
de nacimiento. ¿Solamente los pobladores
de la zona rural son indígenas? ¿Los
citadinos no son indígenas? Si aceptamos esta diferenciación espacial demostramos
que no hemos superado el pensamiento de los antiguos romanos que contrastaban
lugares y personas: villa, rus / civitas,
urbs; villanus, rusticus / civis,
urbanus. Este modo de juzgar sigue en el siglo XXI con el contraste: campesino, no civilizado / citadino, civilizado.
No cabe ninguna duda que el modus vivendi en el campo y en la urbe es
diferente; pues así se manifiesta en las viviendas, vestimentas, comidas, vías,
etc. Lo erróneo es que el “citadino” se cree el único “culto” como si la
“cultura” estuviera sólo relacionada con la urbe. ¿Qué
pasa si un campesino se traslada a la ciudad para laborar y vivir? Y viceversa,
¿qué pasa si un citadino se marcha al campo para laborar y vivir? ¿No son los
mismos protagonistas que actúan y se cambian los disfraces según las circunstancias
de la vida?
Según este criterio erróneo: ¿Cuántas décadas y
siglos hay que residir en un lugar para ser considerado indígena? ¿Cuántas
generaciones de antepasados nacidos en un lugar son necesarias para ser
indígena?
2. Color de la piel. ¿Son indígenas solamente los del color cobrizo
u oscuro? ¿No hay indígenas de piel blanca? Estas preguntas expresan la
omnipresencia del racismo.
Los “blancos” españoles que llegaron
a América desde 1492 tampoco eran homogéneos. Eran mezclas de ibéricos, fenicios,
griegos, judíos, bereberes, árabes, galos, germanos, celtas, etc. Los pobladores
de
América tampoco eran de un
color homogéneo, pues había gente de piel cobriza, clara y oscura. El cronista
Francisco López de Gómara (1511 – 1564) escribe sobre la región de Pánuco y Río
de las Palmas (México): (Los españoles) “pasaron por ciertos pueblos donde los
hombres eran harto blancos” (Historia general de las Indias, cap. XLVI, p. 69).
Él mismo refiere la presencia de gente de piel oscura en la región de Darién:
“se hallaron en Cuareca negros como de Guinea” (op. cit. Cap LXVIII, p. 104). Aunque
él no llegó a América, sus datos son de los informantes que sí estuvieron en América
como Andrés de Tapia, Gonzalo de Umbría y Hernán Cortés.
Durante la época de la colonia los
traficantes de esclavos introdujeron a América a los africanos de variedad de
matices de negritud.
Algunos hasta relacionan el color de la
piel con el pensamiento y la actitud. El criollo José Mariano de la Riva Agüero
y Sánchez Boquete (1783-1858), el primer presidente del Perú, en sus memorias escritas con el seudónimo
Pruvonena, comparó a los avatares de la emancipación de Estados Unidos y de Hispanoamérica:
“En la república de los Estados Unidos… la ambición de los ciudadanos se
reduce a hacerse elegir Presidente. Los que aspiran a ese elevado puesto son de
raza europea, y no mestizos, indios o mulatos” (Millones, Luis 2008, p. 175).
“La india orgullosa no dejó traslucir
sus pensamientos, oscuros como su cobriza piel para el observador que quisiera
interpretarlos”. (Álvaro Vargas Llosa, La mestiza de Pizarro, 2003, p. 25 al hablar de la princesa Kispi Sisa, bautizada como Isabel
Huaylas).
3. La
lengua. ¿Son indígenas solamente
los hablantes de una lengua no europea? De aceptar afirmativamente, los hablantes
de las lenguas castellana, portuguesa, inglesa, francesa no son indígenas. Si los no hablantes del latín fueron
calificados “bárbaros”; los americanos hablantes de sus lenguas locales (maya,
náhuatl, quechua, aimara, guaraní, etc.) fueron y son calificados de indios e
indígenas (léxicos, aunque con cierta homofonía, son de orígenes diferentes).
Lingüísticamente, el castellano se impuso como
lengua oficial desde la conquista y durante la colonia. Después de la
independencia siguió como lengua oficial del Perú y de muchos países de América,
ahora llamada Hispanoamérica. Las lenguas indígenas, por la política educativa,
se fueron convirtiendo, poco a poco, en lenguas de las minorías; y, algunas,
comenzaron a extinguirse.
Los personajes de “El mundo es ancho y ajeno” de
Ciro Alegría hablan sólo el castellano porque no saben otra lengua. ¿Ellos no
son indígenas?
Yo, un bilingüe coordinado en quechua y
castellano, ¿acaso soy indígena sólo cuando hablo quechua? ¿Dejo de ser
indígena cuando hablo castellano? ¿Dejo de ser indígena cuando hablo otras
lenguas?
Sin embargo, vale la pena aclarar: No
basta hablar la lengua castellana, hay que usarla bien, con conocimiento de su
diacronía y sincronía.
Recuerdo mi infancia: En las escuelas
públicas no se enseñaba la lengua indígena del lugar como segunda lengua. Las
clases, los textos y los exámenes eran sólo en castellano. Y en el siglo XXI casi
nada ha cambiado.
4. Pensamiento.
El modus cogitandi (modo de pensar) del quechua contrasta con el del europeo
conquistador y sus descendientes criollos:
Comunitarismo o ayllucentrismo (ayllu: comunidad quechua) / Individualismo.
Solidaridad / Solitaridad. Desarrollo comunal / Desarrollo individual.
Las labores que requieren la participación de
muchas personas se realizan mediante la minka
(convocatoria de ayuda). Los que responden a la minka obran bajo el
principio del rantin que equivale al
principio latino: Do ut des (Te doy
para que me des). Y esta reciprocidad se
expresa con el morfema verbal de reciprocidad –naku. Ejemplo: yanapanakuy
(yanapa-naku-y: ayudarse recíprocamente).
Quien no ha vivido dentro del ayllu, lo califica
de un mundo con pensamiento primitivo y no racional; y lo contrapone al
pensamiento moderno y racional europeo. A continuación, las opiniones de dos
escritores de diferentes tiempos:
El sacerdote José de Acosta (1540 – 1600), escribe
sobre los indígenas americanos: “Son rudos, inconstantes, pues bien, que lo
sean. Se les ha dado menos, menos se les exigirá” (De
procuranda indorum salute, 1952,
p. 79).
Mario Vargas Llosa: “Una cultura mágico-religiosa puede ser de un
notable refinamiento y de elaboradas asociaciones -de hecho, lo son la mayoría
de ellas-, pero siempre primitiva si
aceptamos la premisa de que el tránsito entre el mundo primitivo y tribal y el
principio de la cultura moderna es, justamente, la aparición de la
racionalidad, la actitud ‘científica’ de subordinar el conocimiento a la
experimentación y al cotejo de las ideas y las hipótesis con la realidad objetiva”
(La utopía arcaica, 1996, pp. 186-187). Según este argumento, los indígenas son
los primitivos y no racionales. Como si la humanidad tuviera sólo un modus cogitandi (modo de pensar).
Sancho Panza, a pesar de ser iletrado,
aclaró a su amo Quijote que criticaba a los organizadores de una fiesta: “Señor,
en cada tierra su uso” (cap. IX). Y su opinión vale para muchos prejuiciosos.
5. Población. Contemplemos sólo el Perú: Étnicamente, los
mestizos conforman la gran mayoría de la población. Y los españoles que se
trasladaron a América eran también los resultados del mestizaje de muchos
siglos en la Península Ibérica por la llegada de los griegos, judíos, romanos,
moros, árabes... La presencia africana desde los inicios de la conquista y la
llegada de los asiáticos y de otros países europeos aumentó más el mestizaje. La
reducida población de los señalados como indígenas, es también el resultado de
otros mestizajes desde los tiempos prehispanos.
Los campesinos escolarizados, biculturales y
bilingües se han apropiado del alfabeto latino, por eso son los puentes entre
sus comunidades y las urbes eurofílicas. Son los protagonistas de la práctica
de la interculturalidad horizontal, sin imposición de una cultura sobre otra. Sólo
el que no llega a valorar su cultura nativa tiene una conducta de imitación servil
al otro; y vive tratando de pensar como el otro.
6. Economía. ¿Sólo
los que viven en la pobreza son los indígenas? ¿Los ricos no son considerados
indígenas? El hecho de que los indígenas vivan en la pobreza es el resultado de
que a sus antepasados les arrebataron las mejores tierras de
cultivo y los mejores pastizales; y muchas víctimas del arrebato, para sobrevivir, se marcharon a áreas
inhóspitas. Pero, cuando allí también fue descubierta alguna riqueza, los usurpadores
también les arrebataron a las buenas (engaños) o a las malas (papeles legales y
gendarmes). “Quien asciende en la escala económica se va blanqueando, en
tanto que el que se empobrece se indianiza, se achola o ennegrece a ojos de los
demás” (Vargas Llosa, Mario: La utopía arcaica, p. 166).
La palabra “indigente” (derivado de indigentem, acusativo del latino indigens: necesitado, falto de medios de
subsistencia; in- > indi; egere: carecer, estar necesitado)
no tiene el mismo origen que “indígena” (originario, nativo); pero, no podemos
negar que hay muchos indígenas que viven en la indigencia; lo que ganan no les
alcanza para la canasta familiar.
7. Escolaridad. El área rural sigue siendo el corral trasero de la ciudad, un lugar
destinado a las actividades agropecuarias y mineras. Y si hay escuelas, las autoridades
educativas que residen en las urbes se preocupan poco de ellas. Los campesinos iletrados
y de baja escolarización son los supuestos “indígenas”.
Los citadinos tienen los mejores
locales escolares y más oportunidades para seguir estudiando debido a que los
poderes políticos, económicos, religiosos, culturales y de salud están
concentrados en la ciudad. Por eso, ellos son los más escolarizados.
Aquí conviene aclarar que la cultura
no está sólo relacionada con la escuela; porque hay algunos iletrados que tienen
rica cultura que la demuestran en su relación con la humanidad y la naturaleza.
Y también hay muchos egresados de las escuelas superiores que no son cultos (no
cultivados). La palabra cultura tiene relación con colere: cultivar. La labor de la sociedad y de la escuela debe
profundizar y fortificar las raíces indígenas.
8. Indumentaria. Los que visten según el ambiente local y no siguen la moda europea (terno
o traje, esmoquin, frac, levita, etc.) son considerados “indígenas”.
Por suerte, hay pueblos orgullosos
que se visten según sus climas, gustos, ocasiones y creencias; no se
avergüenzan de sus vestidos. La variedad de la vestimenta de los pueblos
demuestra la riqueza creativa y la diferencia de climas y concepciones. Además,
el atuendo cubre cualquier color de piel.
III. LITERATURA
CONSIDERADA INDÍGENA
La literatura
se refiere al relato descriptivo del espacio, hechos y cosas en un determinado
tiempo. Esta descripción realista o modificada por la imaginación del narrador se
hace por muchos medios de expresión: enunciado oral, pictograma sobre cualquier
material (roca, madera, textil, cerámica, escultura), ideograma y alfabeto fonético.
La creación verbal (oral o escrita) abarca los
mitos, relatos y cantos que describen el espacio y narran los hechos históricos
o imaginados. Los pueblos americanos, antes de 1492, ya tenían su literatura; ésta
no nació durante la colonia ni con la independencia. Ocurre que, con la llegada
del alfabeto latino, algunas expresiones orales llegaron a los documentos escritos.
Y estas expresiones no son sólo repetitivas, pues continúan mezclando vetera et nova. Aquí también mencionamos
algunos factores.
1. Tema, personaje, autor y lengua.
Tema
y personajes. La vida del
campo y de sus pobladores es considerada más indígena.
Autor. El color de la piel y los apellidos no dicen
mucho. José María Arguedas era más blanco que cobrizo, pero escribió sobre la vida
de los campesinos andinos; y algunas veces escribió en quechua.
Literatura
escrita en lengua originaria de América. Este material escrito es escaso porque las escuelas castellanizantes
desde los grados iniciales no ayudan el surgimiento de los escribientes y lectores
en sus lenguas. Además, aunque se escriba en una lengua indígena, su
publicación es muy difícil porque no es rentable. La lengua indígena no es de
uso mayoritario y carece de prestigio social.
Literatura
escrita en castellano. Si los
personajes no usan el castellano en sus comunicaciones diarias hay que traducir
sus discursos. Aquí también hay muchos problemas: Traducción buscando que la lengua
fuente no pierda su contenido y belleza. Intercalar textos de la lengua fuente
para demostrar que se trata de un ambiente no hispano. Aquí también se recurre a
los paréntesis con la traducción al castellano o se puede hacer entender por el
contexto.
Mescolanza
de la lengua indígena y la castellana. Este caso se da cuando los personajes son bilingües. Pero reduce el
número de receptores porque sólo los bilingües tienen mayor y mejor comprensión.
2. Acceso
a las expresiones literarias indígenas. Para lograr el acceso se debe cumplir ciertos requisitos:
2.1. Conocimiento
de la realidad espacial. Los
seres humanos, como entes físicos, viven adaptándose a la realidad espacial:
orografía, clima, agua, vegetales, animales, vientos, etc. La naturaleza también
nos da el color de la piel, nos talla la forma física y nos condiciona la manera
de pensar y actuar. No es lo mismo caminar en el llano que en un espacio accidentado
en donde un mal paso puede ser fatal.
2.2. Conocimiento
de la realidad histórica. Es obligación
conocer los acontecimientos antes de 1a conquista española, durante la colonia
y después de la independencia. Las primeras luchas de resistencia ante las
reparticiones de tierras y ante el poblamiento de las tierras por los conquistadores
y colonizadores fueron de los indígenas americanos. Las luchas de la emancipación
e independencia fueron más de los criollos latifundistas y ricos que ya no
querían rendir las cuentas a España.
Por los datos históricos comprobamos que la independencia
no cambió la vida de los indígenas que continuaron careciendo de buenos
terrenos por la violenta apropiación de los conquistadores y sus descendientes.
Este despojo también debilitó la propiedad común y el principio de la solidaridad.
2.3. Conocimiento
de la realidad cultural. Los conocimientos
de la realidad espacial y de la realidad histórica no son suficientes para
opinar sobre una sociedad sin conocer vivencialmente su cultura que se expresa
en las técnicas tradicionales de agricultura, caza, pesca, crianza de animales,
gastronomía, textilería, alfarería, medicina, creencias sobre esta vida y la
otra vida, fiestas cívicas y religiosas, tabúes, relaciones con la naturaleza,
etc. Aquí cometen muchos errores los que, desde lejos, opinan sobre las
culturas indígenas.
La
geomancia y la literatura. Para
el andino quechua la naturaleza no es sólo la realidad física mensurable, contable
y analizable en su macro y microestructura; ella es su familia por eso la trata
como a madre, padre, hermana y hermano. Así la naturaleza se humaniza y dialoga
con las personas. A continuación, van algunas referencias geománticas que
aprendí, asimilé y practiqué desde la infancia.
Patsa Mamata
upyatsiy (Dar de beber a la Madre
Tierra). Antes de beber la chicha o cualquier licor, las primeras gotas son destinadas
para la Madre Tierra. Según la antropogénesis andina los primeros hombres salieron
de las cuevas y manantiales. Después, algunos hombres se convirtieron en piedras.
Inti Yayata
rimaykukuy (Saludar al Padre Sol).
El astro que alumbra el día recibe el saludo matutino todos los días. Apenas
llegan los primeros rayos se deja de hacer cualquier faena, se quita el
sombrero y se saluda haciendo la venia: Rimaykukuqmi
Inti Yaya. Llapaakunata quñutsiyamay, kawatsiyamay: Te saludo, Padre Sol.
Abríganos y danos salud a todos, sin excepción.
Apu: protector. Es un calificativo para ciertas
montañas: Apu Salkantay, Apu Waskaran,
Apu Shuytu Hirka. Cada montaña tiene la energía que hay que conocerla para
aprovecharla. Esta palabra también se usa como trato respetuoso para el líder de
la comunidad; por eso, el apu debe proteger
a su comunidad, aun ofrendando su vida.
Apachita: ofrenda a la montaña. En el borde del camino
se dejan piedras de todo tamaño que, durante años y con tantos oferentes, se
van convirtiendo en montículos piramidales. Generalmente son lugares de donde
se puede ver el camino recorrido y por recorrer. Cada piedra es la expresión de
gratitud y petición para tener buen viaje.
El río, lago, catarata, aire, nevado y manantial
son guaridas de los seres que viven otras existencias; pero que, algunas veces
y en ciertas condiciones, se nos manifiestan.
Yaku Runa: hombre de agua. Mora en los lagos y guía los
ríos. Algunas veces, cuando sale violento, provoca aluviones.
Ayra Warmi: mujer del encanto. Mora en las cataratas y
encañadas. Ella atrae a gente buena con su bello canto y le muestra imágenes atractivas
como bellas flores y deliciosas comidas. Puede encantar o “desaparecer” al ser
humano o animal; pero no se los devora. Si el ser encantado es buscado y
reclamado por sus familiares, se los devuelve. También es devuelto cuando el mismo
ser encantado quiere salir del mundo encantado. Los que retornan a esta dimensión
son los que narran lo que les está permitido narrar.
Waraqllay: el ser amado del nuevo día, el niño del
amanecer, duende. Se baña en los remolinos o en los manantiales limpios. Después
de su baño el agua queda espumosa y fragante. También es conocido como Ichik Ullqu (Hombrecillo).
Piñiñiku: Hombre muy pequeño que vive en el subsuelo.
Cuando sale, ayuda y juega con los niños pastores. Porta su honda sagrada (paki waraka: honda de líneas en zigzag)
para defenderse de las despistadas aves rapaces que lo pudieran atacar.
Wayra Runa: hombre del viento que guía al
viento. Algunas veces va tranquilo; otras veces corre alocado causando destrozos.
Éste es el uti wayra (viento loco). Como
puede portar enfermedades es conveniente tener árboles alrededor de las casas
para que éstos absorban esos males.
Después de 1532, año de la conquista del Perú,
los animales y otros elementos traídos por los españoles también fueron
introducidos en el mágico mundo andino que no discrimina. En su denominación ya
se ve el mestizaje.
Qucha Tuuru: Toro del lago. Ha reemplazado al Qucha Llama (llama del lago) porque este
animal ya no está presente en todo el espacio andino. El ganado vacuno ya ha sido
encantado por la naturaleza andina. En algunas noches de luna llena (pampa killa) el qucha tuuru sale del lago o manantial para pasear por el espacio de
esta dimensión. Es una procesión luminosa. Algunos vacunos hermosos y grandes son
considerados hijos de la montaña o de la laguna. El toro Misitu en el relato
“Yawar Fiesta” de José María Arguedas es considerado hijo del monte, salido de
la laguna en una noche de plenilunio.
Runa
Mula: Mula Humana; o Nina Mula: Mula Infernal. Es la mula
enjaezada con bozal de plata u oro, que es cabalgada por un jinete de rostro
blanco, con vestidos de color negro (sombrero, chupa, pantalón, botas y capa), con
espuela y estribo dorado o plateado. Antes de la aparición de la mula humana el
mundo se hunde en un silencio tremebundo, ni los perros se atreven a ladrar. Este
ambiente vacío y silencioso se rompe con el trotar del misterioso ser nocturno.
La mula relincha y bufa botando fuego por la boca y nariz. El jinete es el
sacerdote que ha incumplido su voto de castidad. La mula es la mujer que se ha
condenado en vida por ser la amante de un cura.
Dos
mitos prehispanos vivos. Los seres
humanos que sobrevivieron a la conquista y a los estragos de la colonización aceptaron
muchas novedades, pero también mantuvieron sus expresiones culturales adaptándolas
a los nuevos tiempos. El silencio del andino estuvo lleno de creatividad de
símbolos y denuncias.
Ukuku
Runa (Hombre Oso) o Puma Cholo, conocido en castellano como
Juan del Oso o Juan Oso sobrevive en diferentes versiones por la adaptación a
los tiempos y a nuevas realidades (Carranza, 2000).
El alma condenada del curaca avaro, quien amó
sus tesoros más que a los seres humanos, por eso prefirió enterrarlos en vez de
compartirlos, asusta y mata a los que se acercan a su casona abandonada. El
alma condenada del curaca, en muchos lugares, ya ha sido sustituida por el alma
condenada del cura avaro quien enterró sus bienes dentro de la casa parroquial.
Quizás sea por la analogía fonética de las palabras “curaca” (quechua) y “cura”
(castellano). En otras versiones es el alma del hacendado avaro; pero el cura puede
ser también un hacendado. El valiente Ukuku Runa, hombre oso, es el único
que se atreve a pelear hasta vencerlo; por eso, recibe del vencido todo el tesoro
escondido que luego lo comparte.
Como en todo relato oral hay más sustituciones de
los elementos por su actualización: la llama por el caballo, un monstruo fiero
por el toro fiero, la macana por la espada, etc.
Algunos estudiosos, sin leer “Miscelánea Antártica”
(Miguel Cabello Balboa: Nacido en Archidona, Málaga entre
1530 a 1535. Muerto, posiblemente, en Camata, Perú en 1608) y sin hacer el estudio de campo en las áreas
quechuas de los Andes y de la selva han escrito diciendo que es un mito traído
por los españoles.
Este mito también está presente en muchos lugares
del mundo. En el norte y la parte meridional de Siberia (Asia)
hay muchos pueblos que consideran al oso como un animal sagrado que merece la veneración.
Los tungús o tunguses (lingüísticamente, pertenecen a la familia altaica; y las
lenguas más importantes son: evenqui o ewenki, oroch (orok, oroqen) y manchú, también
conocido como yurchen o jurchen) tienen este mito. En Corea
hay dos versiones: la osa que rapta al varón y la osa que se convierte en mujer
por la intervención divina (mito oficial de la fundación de Corea). El hombre oso,
hijo del oso y mujer, también está presente en Canadá (los inuites), México (los
chiapanecos), los Andes, la selva de Amazonas, etc. En Venezuela es conocido
como Tomasito.
Achikay o Achkay (Achicay
o Achcay: mujer sin compasión que come niños). En muchas versiones la hija
de Achicay es conocida como María o Rosa, nombres hispanos que muestran las
denuncias de los quechuas (Carranza, 2000). En una época de sequía y hambre en
los Andes los padres decidieron deshacerse de sus hijos menores (mujer y varón)
para no compartir la última mazorca de maíz que les quedaba. En algunas versiones
hallamos que la madre o madrastra es la que dio la idea del filicidio. Como en
el relato bíblico de Adán y Eva en que el varón evade su responsabilidad.
Una noche el padre encostaló a los niños y los
arrojó a un abismo. Pero, el cordel que ataba la boca del costal se enredó en
una rama de quenua (Polylepis incana). Al amanecer fueron sacados por un
compasivo cóndor viejo. Un gorrión los guio a un papal. Allí los halló la
antropófaga vieja Achicay. El niño era cebado. Cada noche Achicay pedía al niño
que le hiciera tocar el dedo para saber su gordura; pero un ratón prestaba su
cola al niño. Hasta que una noche el ratón se tardó; y la vieja comprobó la
gordura del niño. Esa misma noche se lo devoró. Al día siguiente Achicay mandó
a su hija hervir el agua en la olla grande. Cuando el agua borbotaba la hija de
Achicay, siguiendo las instrucciones de su madre, arrojó un collar esperando
que la chica se agachara a la olla para empujarla. La chica, que ya sabía la treta,
le pidió que le diera una muestra: Maa, ¿imanaw? (A ver, ¿cómo?). Cuando la hija se
agachó, la empujó. Achicay llegó hambrienta, comió la carne cocida y luego llamó
a su hija, quien contestó desde su estómago. Entonces Achicay juró vengarse. Vomitó
y defecó sobre una laja grande para recrear a la hija. Mientras moldeaba la
masa, decía: Wawa tukuy. (Conviértete
en hija). Cuando la masa antropomorfa estaba reviviendo un zorzal (yukris) travieso la escarbó y defecó encima
destruyendo el prodigio. Después de maldecir al pájaro comenzó la persecución
de la niña que huía cuesta arriba. La niña perseguida fue auxiliada por otros
compasivos animales: mofeta o zorrillo (añas),
oso (ukuku), venado (lluytsu), cóndor (kuntur) y el ratón
(ukush) que estaba muy arrepentido de
su tardanza. En la cima de la montaña el Qapaq,
la divinidad, se compadeció
de la niña y le envió una cadena de oro; y una soga de paja para Achicay. La niña
llegó al mundo de arriba con la canasta llena de huesos de su hermanito. Como el
ratón royó la soga de paja en las alturas, Achicay cayó y se murió causando el
caos en este mundo.
Aquí conviene aclarar que en la lengua quechua hay
dos verbos que expresan el acto de compadecerse: Kuyapay: compadecerse de otro por el amor. Llakipay: compadecerse de otro por sentir lástima. Preferimos usar el
verbo kuyapay cuando nos solidarizamos
con el que sufre porque sentimos sus sufrimientos. El árbol de quenua, el
cóndor, el ratón, el gorrión, el zorzal, la mofeta, el oso y el venado se compadecieron
de los niños por el amor.
Como en este relato, la naturaleza y el ser
humano siempre se aman.
IV. BICENTENARIO
DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ
La independencia del Perú fue la ruptura con el
poder español cuya sede principal estaba en España. El virrey no era más que un
ejecutor de las órdenes del rey. La palabra quechua kachaku, de donde
deriva el americanismo “cachaco”, expresa bien el significado: mandadero. El virrey
era un simple mandadero.
En Perú hubo varias rebeliones indígenas reclamando
los derechos arrebatados. Menciono dos antes de la independencia: Rebelión de Túpac
Amaru I (1572, durante el período del virrey Francisco Álvarez de Toledo, quien
instituyó la Santa Inquisición). Rebelión de Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui, desde el 4 de noviembre de 1780 hasta el 18 de mayo de 1781). Los dos rebeldes fueron vencidos y ejecutados con el
visto bueno de las autoridades cristianas. Se dictaron muchas medidas para
someter a los vencidos y borrar sus manifestaciones culturales: Prohibida la edición
y lectura de los “Los comentarios reales” del Inca Garcilaso de la Vega, la
escenificación del drama quechua “Ollantay”, celebración de los ritos no
cristianos y hablar el quechua…
Desde 1810 hasta 1821 fueron los años de las declaraciones
de independencia de varios países hispanoamericanos. Por eso, algunos países celebraron
el bicentenario de la independencia antes que Perú.
Después de la Declaración de la independencia
del Perú, el 28 de julio de 1821, y después de la batalla de Ayacucho el 9 de
diciembre de 1824, los indígenas peruanos siguieron tributando y participando
en el trabajo obligatorio como en los años de la colonia; los negros también
continuaron en la esclavitud.
Después de la independencia. En Áncash.
La independencia no significó la participación
de todos en el control del poder. En1885 el gobierno del general Miguel Iglesias
Pino (1883 - 1886) aumentó el tributo a los indígenas. En Huaraz, capital de
Áncash, el prefecto Francisco Noriega impuso la carga tributaria de dos soles. El
1° de marzo de 1885, el curaca Pedro Pablo Atusparia presentó un
memorial firmado con una X, porque él era iletrado, pidiendo la rebaja o anulación
de la disposición que afectaba a los indígenas. “Su prisión y el cortado
forzado de sus cabellos, castigos también aplicados a los alcaldes de Huaraz y
a los indios de la localidad de Caraz, generó tal animosidad que culminó en una
refriega en los primeros días de marzo. Repelidos los asaltantes el día 2, regresaron
el siguiente día y miles de campesinos aplastaron a los soldados y policías,
saqueando la ciudad y haciendo huir a las autoridades y personas afines al
general Iglesias” (Millones, 2008, p. 152). A él se le atribuye el enunciado pidiendo
la calma: “No quiero crímenes. Quiero justicia”. La rebelión se extendió por el
Callejón de Huaylas y por la Cordillera Negra; precisamente de allí surgió el líder
Pedro Celestino Cochachín más conocido como Uchcu Pedro por ser
minero y picado de viruelas (uchku: hueco,
socavón). El ejército peruano, enviado por el general Iglesias, aplastó a los rebeldes
y ejecutó a los que capturó. Atusparia se rindió. Pero Uchcu Pedro continuó hasta
que fue capturado y ejecutado. A él se le atribuye: “El dios de los blancos no
es mi Dios”.
Todos los reclamos y revueltas de los indígenas
fueron callados con sangre y muerte. Aquellos hechos quedan en la memoria histórica
del pueblo ancashino; los cerros y las plantas también son testigos.
“La
llamada “independencia nacional” significó el acceso de la población criolla –los
“españoles americanos”- a la conducción del Estado, mas no implicó la inclusión
política y económica de la mayoritaria población quechua y mestiza” (Lerner
Febres, Salomón: “Identidad nacional y proyecto común”. Diario La República, 29
de julio de 2012, p. 20).
En el Bicentenario de la
Independencia, aún no todos asumimos la peruanidad polícroma y multicultural.
El eurocentrismo sigue latente en muchos aspectos. Los nombres de personas son muestras:
cuanto más extraños, más desindigenizados. Cuando hablamos de los países de Asia
seguimos diciendo países orientales, concepción europea, porque así es para
Europa; pero no, para los americanos. Si miramos desde América, Asia es nuestro
occidente, la otra orilla del Océano Pacífico.
V. CONCLUSIONES
1. Si no asumimos la indigenidad, según la
etimología de la palabra, seguiremos aceptando y fomentando el criterio de los
contrastes:
no europeo o indígena / europeo
pagano o indígena / cristiano.
2. Los usos metalingüísticos de la palabra
“indígena” indigestan la comunicación y el trato interpersonal. Se usa esta
palabra sin entender bien el significado. “Ojo, pues con el sentido de las palabras:
en rigor, indigenistas hay unos pocos, pero […] indígenas somos todos” (Valembois,
2011, p. 19). El mismo autor enfatiza: “[…] todos somos indígenas en alguna parte
y de alguna parte. Lo que pasa es el mismo término, transformado en estigma, lo
mata a uno y ha matado tanto como esos revólveres Winchester que diezmaron a
los “indios” (otra palabreja de esas) en Estados Unidos en el siglo XIX” (ibidem,
p. 88).
3. El indigenismo debe consistir en asumir nuestra
existencia en un espacio, tiempo y contexto sociocultural. Esta actitud nos ayudará
a profundizar nuestras raíces –digo en plural: raíces- y a sentirnos hermanos
terrígenas. El indigenismo no tiene por qué ser antiblanco, antinegro, antiamarillo,
anticobrizo.
Llapantsik
patsan runa kantsik:
Todos, sin excepción, somos indígenas. Innegablemente, la ecología mental, es
necesaria para limpiar bien el universo lexical que se usa.
4. Para calificar a otros no debemos fijarnos
mucho en la pigmentación. El color de la piel, pelo y retina depende de la cantidad de melanina (mayor
cantidad, oscurece; menor cantidad, aclara). Pensemos que hay gente de tez oscura, pero de conciencia clara; viceversa,
hay gente de tez clara, pero de conciencia oscura. Y el cutis blanco no significa más higiene. Más allá de la piel, somos una sola humanidad.
5. En el Bicentenario de la Independencia del
Perú conviene considerar la realidad pluriétnica y pluricultural de nuestro país.
La fusión de amerígenas, europeígenas, africanígenas, asianígenas y oceanígenas
está consumada. Los ríos ya se encontraron, ahora marchan mezclados en un mismo
cauce hacia una meta común.
6. Enfrentemos el futuro con amor y solidaridad
por tener el futuro común; sin el resentimiento ni los complejos de
superioridad ni de inferioridad.
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