lunes, 17 de octubre de 2016

MORIR ESCALANDO NEVADOS

MORIR ESCALANDO NEVADOS (2003)
Francisco Carranza Romero




Los medios de comunicación han propagado por todo el mundo la muerte de varios montañistas en el bello nevado piramidal de Alpamayo (Áncash, Perú). Y, como nativo de esa zona, esta noticia me motiva a hacer los siguientes comentarios.

 Alpamayo, topónimo inapropiado

"Taqaymi Shuytu Rahu" (Aquel es el Nevado Piramidal), me dijo mi abuelo cuando me lo mostró por primera vez ese bello nevado andino. 

La denominación Shuytu Raju o Shuyturraju, adaptándola a la ortografía castellana, me parecía y me parece muy acertada porque describe la forma del nevado. Pero, algún geógrafo o informante viajero -ignorante del quechua y del lugar- lo denominó Alpamayo (nombre del pequeño caserío de Allpa Mayu: río barroso o terroso que está en la parte baja). Y hasta este topónimo, con el tiempo, se fue cambiando por la desidia investigativa de los cartógrafos y redactores de los textos escolares y enciclopedias. Por el fenómeno del yeísmo (cambio del sonido elle por el sonido ye: tollo > toyo) imperante en las urbes capitalinas de América lo más normal hubiera sido Aypa Mayu (río poderoso). Pero, convertir la elle en ele no es muy normal. En fin, aquí hay una muestra de cómo los ignorantes de las etimologías se imponen.

Comunidad de Quitaracsa
El nevado Shuytu Raju (Shuyturraju) o mal llamado Alpamayo está dentro de la comunidad campesina de Quitaracsa, que tiene muchos caseríos dispersos por la necesidad de más terrenos de cultivo y más pastizal para los ganados. Y Quitaracsa es el caserío más poblado que actualmente tiene posta médica con un sanitario permanente, centros escolares de primaria y secundaria, y una capilla..

Algunos pobladores de Quitaracsa conocen muy bien sus cerros, nevados, lagunas, ríos, quebradas y caminos. Ellos saben cuándo se puede visitar los nevados porque toman en cuenta las lluvias, los vientos y las bajas temperaturas. Conocen las partes seguras para caminar, las partes de continuos deslizamientos y derrumbes... Además, respetan y hasta veneran a la naturaleza con la que dialogan y comparten sus existencias diarias. Estos campesinos cuidan sus ríos, no arrojan allí sus desperdicios como ocurre en la ciudades civilizadas. Si ahora se ven plásticos, latas y vidrios en los márgenes de los caminos es porque los visitantes procedentes de las ciudades van dejando sus huellas.

Si estos pobladores serios recibieran entrenamientos serían los mejores guías para los montanistas, así habría menos casos que lamentar. Teniendo una ocupación remunerada no tendrían que salir de su comunidad para subemplearse en las ciudades. Además, los guías citadinos, por más entrenados y conocedores de lenguas extranjeras tienen sus limitaciones. Y no se mueven si no hay buena paga.

La prensa sólo informa sobre la tragedia, calla voluntaria o involuntariamente el abandono de Quitaracsa que en 2003 no tiene fluido eléctrico siendo su río utilizado como generador de electricidad que beneficia al Callejón de Huaylas, Chimbote y Trujillo. No tiene carretera. Allí nunca han llegado un subprefecto, prefecto ni presidente regional. Esas dignísimas autoridades deberían aprender del obispo de Huarás, Ivo Baldi, quien, siendo un italiano de nacimiento, ha estado allá dos veces dialogando en quechua con la gente, porque él sí tuvo la voluntad de aprender la lengua de los campesinos olvidados del Perú. 

Perú debe aprender de Costa Rica que ha construido carreteras bien asfaltadas que conducen hasta las cercanías de los volcanes para que la gente huela, vea y aprecie esos cráteres, fumarolas y sienta hasta sus estremecimientos continuos. Miles de turistas viajan diariamente en búsqueda de nuevas experiencias en contacto directo con la naturaleza. En Perú, cualquier nevado está a días de caminata desde la carretera más cercana; pero debajo de los nevados hay poblaciones indígenas que no son consideradas dentro del plan del desarrollo del turismo.



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