viernes, 10 de agosto de 2018

LA COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN MERECE NUESTRO RESPETO

LA COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN 
MERECE NUESTRO RESPETO

Francisco Carranza Romero
   
Ante tantas denuncias no atendidas de las pobres víctimas de la violencia durante más de una década se formó la Comisión de la Verdad y Reconciliación integrada por personas de reconocida trayectoria ética y profesional.

Los miembros de CVR recorrieron muchos pueblos del Perú buscando a los testigos y a los denunciantes que no habían sido oídos. Y allí se dieron cuenta que las víctimas de la violencia eran, en su gran mayoría, poblaciones de campesinos quechuahablantes que vivían en paupérrimas condiciones por el olvido de los gobiernos centralistas. Con la colaboración de las instituciones nacionales e internacionales preocupadas por los Derechos Humanos visitaron los lugares de las torturas y muertes, y participaron en las excavaciones de algunas supuestas fosas comunes. Algunas veces no tuvieron éxito porque los datos no coincidían con los hechos. Pero, otras veces, sí. Y después de años de la entrega del documento de CVR se siguen encontrando más restos humanos en diferentes lugares donde habían ocurrido las capturas y desapariciones de los ciudadanos. Esas pobres víctimas no se "autocapturaron" ni "se autodesaparecieron" como dijo una fujimorista.

También acudieron a diferentes instituciones oficiales a las que pertenecían algunos denunciados con el fin de obtener otros datos y otras versiones. En algunas recibieron la colaboración, pero en otras fueron rechazados. Algunos investigados se indignaron y los tildaron de “rojos y proterroristas” y hasta los amenazaron. Aun así siguieron trabajando porque estaban seguros de que miles de muertes tenían sus autores que actuaban por la consigna ideológica o en "defensa del sistema y del orden".

Los miles de folios y fotografías recogidos por CVR fueron compilados y entregados al presidente Alejandro Toledo en una ceremonia oficial. Ese documento es para recordar siempre, para no cometer otras barbaridades semejantes, para que el gobierno y otras instituciones ayuden a los deudos de las víctimas, para que todo el país reflexione y aprenda a perdonarse asumiendo sus responsabilidades. Por eso, el documental publicado se titula: Yuyanapaq (para recordar); que en el quechua de Áncash es: Yarpaanapaq.

Así fue que se toparon con el ejército peruano y con iglesia católica. Algunos jerarcas, aunque malhumorados, prefirieron callarse y ocultar su malestar con carraspeos. Pero, alguien que, después de leer el libro Código de Da Vinci y ver la película basada en ese libro, prohibió a su feligresía, ahora dice en una homilía que la jerarquía de la iglesia católica no se involucró ni se equivocó en esos años de la violencia. Quizás el silencio de aquel entonces fue suficiente complicidad. Si él ahora mantuviera el silencio reflexivo sería más respetado. Qué problema: Cuando debió indignarse ante las masacres y desapariciones de gente inocente de su diócesis, se calló. Y ahora, cuando debería callarse porque, después de muchos años presenciamos el cambio de gobierno en forma pacífica y democrática, habla: "Nosotros no nos equivocamos". Entonces, ¿quién o quiénes se equivocaron?



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